Luz Neón 62
Manuel Basaldúa Hernández
Una década posterior a la mitad del Siglo XX, Querétaro experimentaba un cambio drástico: la aparición oficial de sectas protestantes en la ciudad y el Estado como respuesta y consecuencia de la industrialización que crecía y se desarrollaba en la entidad.
En las colonias de la periferia aparecían de forma estival los “gitanos” también se le daba el mote de “húngaros”, pequeños grupos de trashumantes que escandalizaban a la comunidad queretana con su vestimenta particular de faldones largos, pañoletas y bisutería con muchos brillos, y un halo de misterio cuando decían que leían la mano para predecir el futuro. Las sectas protestantes eran otros grupos que muy educados y vestidos formalmente, que acudían a sus trabajos muy puntuales y con pocos días festivos no hacían caso de los días de guardar como los católicos que eran la mayoría de la sociedad queretana. Estos grupos de protestantes permitían que no se detuviera del todo el proceso productivo de las fábricas de capital extranjero, y que los católicos si abandonaban sus puestos de trabajo y vaciaban los talleres y la ciudad de su presencia.
La representación de las tres caídas era un evento sin igual. Las que más llamaban la atención eran (y quizá sigan siendo) las que se efectuaban en Carrillo Puerto y La Cañada. Había otras que empezaban a emerger debido al crecimiento de la ciudad y la organización de su respectiva grey. Y más tarde, la imponente procesión del silencio en la ciudad, ahora “centro histórico”. Esa procesión que partía desde el Templo de la Cruz para recorrer algunas de las calles adoquinadas y atiborradas de penitentes y gente que curiosa y sorprendida contemplaba los contingentes.
Hoy, después de dos décadas de iniciado el Siglo XXI, las cosas son a la inversa. Los católicos, aunque mayoritarios en número son pocos en la práctica, y aquellos lugares de las tres caídas son mas un evento turístico que una práctica religiosa. Ya no hay “húngaras”, pero si muchos comerciantes que han convertido un pasaje económico y atractivo de performance esta representación bíblica.
Querétaro, convertido en una semi metrópoli mantiene ese tono religioso, pero lejos de su vocación practicante del catolicisimo. No obstante, sigue teniendo ese tufillo conservador propio del Bajío mexicano.
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