Querétaro en Semáforo Rojo por violencia familiar, de genero y delitos sexuales 

Me Lleva El Diablo 27 de agosto

Si las estadísticas sobre la violencia de género dan escalofrío, la realidad es de terror. No solo estamos en semáforo rojo por la pandemia, sino también en violencia contra la mujer.

El estado de Querétaro se ubicó entre los 26 estados del país que presentaron un incremento en la violencia familiar durante julio y su semáforo se encuentra en rojo para este delito, al alcanzar los 354 incidentes en el último mes.

De acuerdo con el Semáforo Delictivo, la violación también se ubica en rojo con 57 incidentes en el mes y la extorsión se incrementó al llegar a 33 incidentes en julio. Con eso, Querétaro se suma al resto de las entidades donde se dispararon esos tres delitos en el país.

En el caso de la violencia familiar y la violación, hace unos días activistas queretanas entregaron un documento al director Jurídico de la Secretaría General de Gobierno del estado para señalar las fallas del Protocolo Único de Atención y Asistencia Integral para Personas Víctimas de Violencia de Género, al considerar que no garantiza la atención inmediata ni adecuada a las mujeres.

Con relación a las estadísticas sobre delitos de carácter sexual, en el SESNSP indican que, de los mil 27 delitos de esta índole, predomina el acoso sexual con 340 casos, seguido del abuso sexual con 323 y posteriormente el de violación simple con 204.

También se registraron 105 casos de violación equiparada, que conforme al artículo 234 del Código Penal a nivel nacional, representa la aplicación de la violencia física o moral, para introducir en el cuerpo del sujeto pasivo por vía vaginal o anal cualquier elemento, instrumento, objeto o parte del cuerpo humano distinto del miembro viril.

Los primeros seis meses de este año, en Querétaro, también se registraron un total de 29 casos de hostigamiento sexual.

Por otra parte, en los primeros siete meses del año van 50 carpetas de investigación por el delito de violencia de género diferente a la familiar en Querétaro, lo que representa cinco veces más de lo denunciado en 2020 en el mismo periodo; de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Y para más gravedad, dado que prácticamente más de un año todo estaba cerrado y casi no había actividades, la mayoría de esas agresiones sexuales se produjeron en casa, sin contabilizar muchas, muchas más que no se denunciaron, que pueden un número mayor de las que se tienen conocimiento.

Como si las calles no fueran ya lo suficientemente peligrosas para las mujeres, se suma el ambiente doméstico.

Para ellas no hubo “sana distancia” en el hogar. La pandemia sólo agravó las cosas, porque quedarse en casa se convirtió en una opción dramática.

La realidad en Querétaro es que los datos muestran el escaso avance logrado por las políticas de reducción de la violencia contra las mujeres en la urbe. Y también la necesidad de replantear la estrategia general al respecto.

La verdad es que quizás, difundir con carteles, o en algunas publicaciones en redes sociales, algunos mensajes para combatir la violencia de género, esporádicos “talleres” o “platicas”, no alcance para cambiar una cultura de años cimentada en la impunidad, en la asimetría de poder y en el desinterés de las autoridades.

Hay que hacer algo más.

 

 

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