Primavera y otoño, rojo y dorado, dos momentos en un tiempo: la fotografía la de Sergio Pfeiffer

Vivir es dejar huella, y con sus fotografías el poeta de la imagen, Sergio Pfeiffer, que reúne en sus Rojos y dorados atardeceres dos momentos en un mismo tiempo: en Querétaro es primavera, en Lima es otoño, las dos estaciones en una fotografía.

Primavera y otoño, rojo y dorado, como la tierra y marte, se funden, se fusionan, en las pinturas graficas de Pfeiffer y confunden al tiempo en un mismo instante.

Rojo atardecer del dorado sol y el azul del infinito, no hay memoria que no ficcione – como lo hace Jorge Luis Boges- la experiencia de Pfeiffer con los rojos originales de los atardeceres limeños, en pleno otoño allá y aquí en Querétaro es primavera.

Un expresivo collage de atardeceres limeños que como una linterna mágica nos invitan a evocar la ausencia para reconstruir la presencia de los atardeceres queretanos de Borges, solo Sergio Pfeiffer fusiona dos momentos en un instante.

La dualidad es una, lo mismo que la primavera queretana y el otoño de Lima, Perú, así las poéticas gráficas del Maestro Sergio Pfeiffer.

La cámara fotográfica de Pfeiffer se convierte en un instrumento original de la naturaleza en manos de un mago de la existencia que deja su presencia en esos rojos y universales atardeceres.

El sol como bola de fuego que devora un tiburón antes de desaparecer en el inmenso horizonte del infinito se queda suspendido para siempre en las tomas de Pfeiffer.

Dos estaciones: primavera en Querétaro, otoño en Lima Perú, en un solo momento y en una sola mirada que detiene el tiempo, la dualidad en una memoria gráfica, la dualidad en un rojo atardecer.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.