Luz Neón
Peña Colorada y el chivo expiatorio
Manuel Basaldúa Hernández
Dedicado a Martha Otilia Olvera, Gaspar Real, Gabriel Guadarrama y Pepenacho.
La política extractiva en México no solo es progresiva e irreversible, también tiene un tufo de perversión. Nuestro territorio cuenta aún con una gama amplia de áreas de biodiversidad como no lo tienen otros países, y que envidiarían contar con ellos. Pero la reciente ola de crecimiento urbano está convirtiéndose en una carrera contra los recursos naturales, y poniendo en riesgo nuestro futuro ambiental, destruyendo esas áreas con rica biodiversidad.
La capital de Querétaro no proyectó un crecimiento vertiginoso como el que estamos experimentando, y explotó el boom industrial y urbano sin planeación y control de los urbanistas responsables y las autoridades en turno, ante una ciudadanía escéptica de lo que ocurría en sus alrededores.
El Parque Cimatario, el Tangano, La Joya-La Barreta y un par de alamedas, junto con Peña Colorada son apenas un área minúscula de reservas, vamos a llamarle “ecológicas” que se han salvado de esta salvaje pavimentación en la que se ha convertido la superficie del área metropolitana.
Peccata minuta son las superficies que cada fraccionamiento o unidad habitacional cede al Ayuntamiento para áreas verdes o recreativas. Dichos lotes ya en poder del Municipio son cedidas en muchas ocasiones a particulares o agrupaciones con fines distintos, reduciendo la superficie arbolada o de características ambientales. O en su caso, son lotes abandonados que luego son invadidos debido a que las autoridades locales no construyen jardines o zonas arboladas. La propiedad pública y comunitaria se convierte en privada, en detrimento del medio ambiente.
El caso de Peña Colorada llama la atención debido a que confluyen varios intereses que no han quedado claros desde el inicio. La delimitación del área debe estar en concordancia con la propia área, en su circunscripción de permitió desde hace tiempo la instalación de empresas que fueron certificadas y autorizadas, pero que estas no van con el concierto de un cuidado del medio ambiente. Se informa que serán aproximadamente 5,000 hectáreas las que conforman esta ANP (Área Natural protegida) y que se afectarán a cerca de 4,500 ejidatarios. No hay hasta el momento un padrón de Ejidos, de Ejidatarios y de pobladores afectados, y de qué manera se va a afectar, tampoco como se van a beneficiar, y como serán entregados los recursos económicos destinados a su paliativo.
¿Cuáles serán los programas productivos y alternativos para la actividad laboral o de impacto económico para los habitantes de esa zona? ¿Qué educación ambiental recibirán los habitantes y especialmente los niños y jóvenes tanto de la zona señalada como del
Estado de Querétaro para tener conciencia del cuidado ambiental? ¿Qué experiencias se pueden recuperar de La Joya-La Barreta y de El Cimatario? ¿Cómo es que se afectarán 5,000 hectáreas y hay 4,500 ejidatarios, luego entonces no corresponde caso 1 hectárea por ejidatario?
Existe un estudio previo justificativo para la declaratorio del Área natural Protegida y se menciona una serie de Ejidos, pero no aparecen los propios de Peña colorada, La Zorra, Puerta de En medio y otras poblaciones que están dentro del polígono, aun mas cuando hay una carencia de documentos que le dan certeza de pertenencia de la tierra a varios de los campesinos y ejidatarios.
Sin duda, es un gran logro haber establecido esta área natural protegida, pero de haber una verdadera política de cuidado ambiental en la capital del Estado y su zona conurbada, así como la gran expansión hacia el interior del Estado, principalmente hacia la región del aeropuerto y el despegue de esos municipios vecinos no habría necesidad de convertir a esas poblaciones y ejidatarios como el chivo expiatorio del terreno queretano. El haber permitido y seguir permitiendo la construcción de más complejos urbanísticos por esa zona, nos lleva a una depredación de áreas similares, con impactos ambientales de gran calado. A final de cuentas el ANP peña Colorada será en un futuro próximo insuficiente para el amortiguamiento del daño ecológico que se está gestando por el crecimiento urbano sino se corrige la planeación urbana en el Estado.
*Nota al margen: La Universidad Autónoma de Querétaro propuso la creación de la Maestría en Antropología e Historia en la década de 1980, casi a finales. Para ello la Dra. Jacinta Palerm y el Mtro. José Ignacio Urquiola Permisán como conductores de este programa llevó a un grupo de estudiantes de la primera generación de antropólogos en formación para hacer su primera práctica de campo al Municipio de Colón. Estableciendo su base en los laboratorios de la Escuela de Medicina Veterinaria en Amazcala.
La Dra. Jacinta y el Mtro. Pepenacho nos guiaron en esos recorridos y nos ubicaron en las comunidades de La Zorra, Atongo, Puerta de en medio, Nogales, El Lobo y también en una particular comunidad llamada Peña Colorada. Ahí, se iniciaron como nobeles antropólogos en formación Gaspar Real Cabello, Martha Otilia Olvera Estrada, Gabriel Guadarrama, Gloria Rosas, Juan José Gutiérrez Álvarez, Abel Quezada, y quien esto escribe entre otros.
Cada uno de estos estudiantes realizó recorridos por los caminos, veredas, campos de cultivo, y recogió datos de sus comunidades, de su flora y su fauna. Los estudiantes recogieron datos en sus libretas y diarios de campo, de donde surgieron algunas tesis para titularse en su posgrado. Una larga estancia en esas comunidades para realizar la obligada tarea de “observación participante” que nos acreditara como antropólogos nos permitió conocer a fondo las practicas, creencias, hábitos y costumbres de esas comunidades colonenses. Esa rica región que albergó a los estudiantes de la UAQ hoy es una rica Área Natural Protegida.
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