Neon

Luz Neón

Manuel Basaldúa Hernández

 

Siempre me ha parecido sospechosa la idea de “pueblos originarios”. Creo que es un término más político que sociológico o demográfico. Es quizá una idea demagógica dedicada a obtener votos, que a una postura sensata de un gobernante. En suma, es la romantización de grupos marginales a los cuáles se les relega del desarrollo para mantenerlos en calidad de muestrario artesanal.

Las comunidades guardan en su ADN la trashumancia. No hay origen ni generación espontánea, salvo aquella que refiere la biblia con la aparición de Adán y Eva. Las comunidades fueron erigiéndose a medida que las personas se agregaban para defenderse de las adversidades o la falta de recursos, por lo que la práctica del nomadismo fue una acción que impacto positivamente en la humanidad a lo largo de su historia. Nomadismo que se convirtió en un ejercicio de migración, la cual ha sido a lo largo de los años una práctica recurrente entre la gente. El crecimiento de las poblaciones ha sido directamente proporcional al crecimiento del desarrollo tecnológico y científico que hemos creado a lo largo de nuestra historia, y esta se ha dado por el traslado de ideas y nuevos inventos que los migrantes traen consigo.

Las grandes ciudades existen gracias a las grandes cantidades de migración, tanto interna como externa. La migración, en términos reales han sido el empuje y el soporte del crecimiento de las ciudades más prósperas porque trae ideas nuevas, otras formas de pensar y aprovechar los recursos. No obstante, los retos que se presentan en lugares con altas densidades de personas que presionan el espacio y el terreno, peleando por los recursos y encareciendo la vida citadina, la migración tiene un efecto positivo.

En estos días, la discusión binacional por el tema de los migrantes se da entre nuestro país y los Estados Unidos. Pero es una oportunidad de reflexionar y pensar sobre el fenómeno de la migración. ¿Qué efectos causa en nuestra ciudad y nuestro Estado esa política migratoria y ser en parte, un punto de paso de esa migración hacia la Unión americana?

Parecería que estamos lejos, pero bien valdría evaluar las consecuencias de esta coyuntura para establecer criterios de ayuda, de inserción y de aprovechamiento de este fenómeno ocasionado por la nueva administración del mandatario de nuestro país vecino del norte.

Habría que preguntarnos que está planteando el gobierno municipal y estatal sobre la gestión de la migración, en su planeación y el aprovechamiento de la fuerza de trabajo migrante. Se ha hablado de la existencia de un “Pacto Mundial para la Migración” y el “Pacto Mundial sobre Refugiados”. Tales acciones tienen como objetivo establecer una agenda urbana. Querétaro, por ejemplo, ha sido beneficiada por la migración interestatal e internacional. Se ha logrado capitalizar el potencial humano, aunque existe el reto con migrantes pobres y desplazados por cuestiones de violencia y de cuestiones políticas, o simplemente aspiracionales hacia un estilo de vida del norte.

En Querétaro habría que mirar los beneficios de la migración interna que ha contribuido a su acelerado crecimiento, tanto en tasa de población como en cuestiones económicas, culturales y de costumbres nuevas. Debemos mirar la migración como un efecto positivo, y no como un problema ajeno a nosotros. Debemos asumir el costo de adaptarnos a las ideas de los otros, y de acoplar a los que recientemente se están asentando entre nosotros.

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