Manuel Basaldúa Hernández
El Festival de Comunidades Extranjeras siguió despertando interés en la población queretana, y la gente abarrotó el recinto que le dio alojo. Con la realización de su edición XV nos permite hacer una serie de observaciones y reflexiones que las quiero plantear como si fueran unas postales, dado que hay que abordar varios puntos que van desde lo favorable a lo criticable, si esto último se puede tratar.
Postal del Recuerdo
Cuando se efectuó la primera edición de este Festival, en realidad no era tal, era solo un encuentro de algunas pocas comunidades extranjeras donde se celebró un verdadero encuentro de culturas. La plaza de Armas en el Centro Histórico fue el lugar elegido, y una docena de habitantes de otros países radicados en Querétaro mostraron parte de su gastronomía y algo representativo de sus lugares de origen. Toto la Momposina tocó un palomazo colombiano para amenizar dicho evento.
El Encuentro itinerante
Con el tiempo y la constancia de su realización, otros grupos del mundo se fueron sumando paulatinamente, dándole una seriedad y proyección que empezó a llamar la atención del público y de algunas instituciones gubernamentales. La curiosidad de los queretanos de conocer otros sabores y cultura de quienes eran visitantes productivos en estas tierras fue creciendo. Y este encuentro se consolido y empezó a tener tintes de Festival dado que quienes participaban usaron atuendos tradicionales y productos elaborados en sus países. La plaza de la constitución fue el punto de encuentro porque ya no cabían en la de Armas, como creció se pasó al Gómez Morin, y se amplió unas veces a Prolongación Zaragoza bajo Los Arcos. La demanda obligó a que se realizara en el Parque Bicentenario en varias ocasiones, y dado que no fue suficiente el espacio, se trasladó a los pasillos y áreas del Estadio Corregidora. La asistencia seguía creciendo, tanto en expositores como en público, y se requería de una infraestructura más fuerte y amplia, así que el Centro de Congresos ha sido hasta ahora el más adecuado, pero aún así vemos que el aforo ha rebasado algunos límites. Esto demuestra un rotundo éxito de una experiencia sui generis que no se tiene en otro lugar del país.
Postal artística
La música y el baile, como máximas expresiones artísticas representativas de los países se desbordaron en su participación. Grupos amateurs, semiprofesionales y hasta profesionales se han presentado en el Festival, forzando a que se vaya mejorando sus foros de presentación. Desde los cubanos y sudamericanos con su agradable ritmo, hasta los exóticos ritmos africanos, sin faltar a los europeos, le han dado sabor musical al Festival. Las escuelas de baile y danza, así como los de música de la entidad, y grupos de baile folclórico han aprovechado el Festival para mostrar sus habilidades y avances de sus estudiantes.
El Pasaporte
Un elemento pedagógico estupendo que se ha creado como apoyo que ilustra la presencia de los países participantes es el pasaporte del Festival. En especial los niños son quienes disfrutan coleccionar sellos primero, y ahora stickers de los stands a donde consumen comida, bebidas o artesanías o productos industrializados procedentes de los países presentes. Los niños tienen contacto visual con la cultura de países remotos que han podido ver en sus libros de texto o en los medios de difusión. Desde luego los jóvenes y adultos también han entrado a esta dinámica, en donde se genera la idea de la internacionalización y globalización que experimentamos en estos tiempos. Aunque tenía más originalidad el ejemplar de las primeras versiones, es todo un acierto el pasaporte, que también ha evolucionado, y es parte programa, mapa y “flayer” del propio Festival.
Descubriendo México
Los queretanos abarrotaron el stand dedicado a México y el de Querétaro también. Y muchos adquirieron artesanías y productos regionales, muestra del cariño a su país.
Postal de sibaritas
En cada edición del Festival vimos que el público empezó a definir sus países y stands favoritos. Los europeos por sus cervezas y salchichas, los sudamericanos por sus choripanes, los antillanos por sus bebidas, los árabes y africanos por sus artesanías. Los orientales por sus exóticos platillos. Quienes han viajado quieren rememorar sabores, quienes no lo han hecho quieren descubrir sabores. Abarrotados algunos stands no obstante el alto precio de sus productos y alimentos. Valia la pena el gasto.
Postal de costumbres y hábitos extraviada.
Tal parece que en Querétaro tenemos presencia de países de los cinco continentes. ¿Pero que hemos aprendido de ellos? ¿Somos impermeables a esas culturas del primer mundo? ¿El festival solo se limita a un comercio intensivo dónde el consumo es el fin?
Contamos con comunidades del llamado primer mundo, deberíamos a fomentar la cultura empresarial, el manejo de la economía, de la innovación, de la inteligencia artificial, de la higiene y los buenos hábitos de los orientales, por ejemplo. Los funcionarios de gobierno de las distintas dependencias deben de ver esto como áreas de oportunidad. De aprovechar esta sinergia, y no solo de ofrecer mano de obra, y empleados para las industrias extranjeras. Se deberían de fomentar conferencias, talleres de aprendizajes significativos, que impulsen a la clase media y empresarial a aprender de ellos. Articular intensamente a los grupos culturales, económicos y empresariales a darle un plus de su presencia. Este aspecto tampoco existe en otro lugar del país, porque no tienen esta magnifica oportunidad.
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