Por: Manuel Basaldúa Hernández
Hace algunos días el monero Magú le dedicó un trio de twitters al tema de los tráileres. Muy a su estilo refería en uno de ellos que “Los tráileres han convertido las carreteras en franjas de peligro, muerte y contingencia regularmente a diario. Para cierto grupo social estos accidentes son bendición pues tienen oportunidad de hacer su despensa”, al referirse a los actos de “rapiña” que los pobladores llegan a llevarse la mercancía, sea cual sea, cuando hay accidentes de estas unidades. Luego puso otro con la imagen de un tráiler accidentado que transportaba huevo y la población llegó a “hacer lo propio”. Uno más refiriendo a una nota de Milenio Diario que reportaba que un tráiler con amoniaco se atoró en un puente en plena ciudad de Boca del Río en Veracruz.
Le respondí a Magú que no se fuera a sorprender cuando viniera a Querétaro de la enorme cantidad de tráileres transitando en la carretera México-Querétaro, porque fuimos “bendecidos” por el trazo de la carretera 57, llamada antes la carretera del TLC, y además que ni caso le hacen los traileros a los libramientos. Algunos participantes a esta red reaccionaron a estos mensajes refiriendo este fenómeno de vialidad. Por ejemplo, Bárbara Tijerina señaló que viajó a nuestra ciudad, pero que “venia toreando tráileres”. Otros mas hablaron de la gran cantidad de compra venta de tarimas a la carretera, y así mucho hablaban de sus experiencias con los tráileres.
Las políticas públicas fallidas en México sobre la movilidad han dado como resultado un sistema de distribución de mercancías caro, lento, poco eficiente y excesivamente costoso. Pero ahora palpamos que el riesgo al que se expone a la población se suma de manera preocupante a estas formas fallidas de transporte.
México desbarató y destruyó su eficiente red de trasporte ferroviario. Desde la Revolución se instaló una amplia y estratégica red de vías para el tren que bien podía modernizarse y aprovechado para movilizar pasajeros y mercancías. Teniendo grandes áreas de litorales tampoco se ha explotado esta forma de movilidad. Se dejó todo el peso a la estructura de carreteras, tan mal diseñado que ahora se encuentra saturado y en riesgo del colapso en la colindancia con la megalópolis que es la CDMX.
La carretera México-Querétaro es la de mas uso intensivo, pero es la mas cara tanto por los accidentes que ocasiona y el perenne mantenimiento a la que ha sido sujeta debido a que por las unidades de doble caja es sometida con pesos excesivos y no permitidos para no maltratar su construcción. Muchos millones se pierden tanto por las unidades accidentadas, la mercancía dañada y perdida, como por el mantenimiento que hay que darle a esta vía. Pero el crecimiento de los centros urbanos por los que atraviesa y la intersección de vías de comunicación terrestre no ha sido resuelto inteligente y eficazmente por las instancias federales ni estatales, sin que se vea para cuando se tomen cartas en el asunto. Mientras tanto, hay que seguir toreando tráileres en las carreteras, y ahora hasta en las propias ciudades, donde los traileros han sentado sus reales ante la mirada complaciente de las autoridades correspondientes. Los daños a la infraestructura urbana y de las carreteras las seguirá asumiendo la ciudadanía, con sus riesgos a la integridad física que esto conlleva.
Deja una respuesta