Manuel Basaldúa Hernández
Querétaro tiene algunas particularidades más allá del Cerro de las Campanas, de sus Arcos del Acueducto y de sus pobladores oriundos, la mayoría de ellos conservadores y chismosos: tiene una breve historia de sus bicicletas con placas.
Como la tarea de los políticos queretanos; diputados, senadores y regidores es distraerse de temas sustanciales y problemas torales que se generan en su metrópoli, tienen que entretenerse en ocurrencias dignas del libro de Records de la inutilidad y el ocio.
Según la página de la LX Legislatura, se informa que “con el objetivo de conmemorar el Bicentenario de la Fundación del Heroico Colegio Militar de México, los diputados Liz Selene Salazar Pérez, Enrique Antonio Correa Sada y Dulce Imelda Ventura Rendón, integrantes de la Comisión de Gobernación, Administración Pública y Asuntos Electorales, aprobaron el Decreto por el cual esta Legislatura inscribirá con letras doradas en el Salón de Sesiones Constituyentes 1916-1917, la frase “2023 Año del Bicentenario del Heroico Colegio Militar”.
3 diputados 3, dos mujeres y un hombre estuvieron en sesudas reuniones piense y piense que podían hacer en beneficio de la sociedad queretana, para poder impulsar su desarrollo, armonía y crecimiento humano. Y por fin salió humo blanco, y la luz ilumino el recinto de la Legislatura con tremenda propuesta: Letras doradas para la conmemoración de una institución castrense que tanto es criticada en estos momentos por tener militarizada gran parte de la vida nacional. No solamente por la mayoría de la población, sino de la propia Institución política a la que pertenecen. Exhaustos por la épica labor, los diputados locales lograron una aprobación que les ha de haber costado sangre sudor y lágrimas. Cada vez que las letras brillen o emitan un destello en ese Salón de Sesiones será un recuerdo de estos tres valientes legisladores.
Pero en el Cabildo del Ayuntamiento de la Capital del Estado estaba por escucharse una propuesta que llamaría la atención de la agenda pública. Una regidora de inscripción morenista, propuso ponerles placas a las bicicletas. No para ordenar la movilidad en esta caótica ciudad, sino para sancionar a los ciclistas trasgresores.
Al revés de aquellos 3 diputados 3, morena criticó la acción de renovar las placas de los autos por parte del Gobierno del Estado de inscripción panista. Y ahora se sumaba a la tendencia plaquista y sancionadora. No solo sufrió el escarnio local, ni tampoco paro en varias de las esferas de la vida pública estatal, sino que se elevó a nivel nacional. Citada la anécdota en varios medios nacionales, fue objeto de comentarios chuscos y curiosos. Ante tal ocurrencia y desatino, incluso sus correligionarios la negaron tres veces. Ni morenista era, dijeron. No está autorizada para hablar por morena, otros expresaron.
Los asuntos urgentes por atender en la entidad, tales como la movilidad, la seguridad, el stress hídrico, las condiciones del medio ambiente, la desaparición de personas, la falta de agua, la especulación inmobiliaria, no son prioritarios para legisladores, representantes populares o integrantes del Ayuntamiento. Entre más inservible es una propuesta de esos cuerpos colegiados más grande es el orgullo que sienten por su trabajo, en un marco mágico y lleno de candor político, que esconde un fondo cínico y desfachatado.
Si, allá por la década de 1960 en Querétaro, cuando los automóviles aún eran escasos en las calles, las bicicletas, así como las motocicletas portaban placas, y tenían sus propietarios un registro singular. Pero eso obedecía a otras razones a las que el presente exige. Ya hablaremos de ello con más calma a la siguiente.
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