Por: Manuel Basaldúa Hernández
En mal momento ocurrió y se difundió en redes sociales así como en canales de televisión a nivel nacional, un suceso donde un par de sujetos amedrentaron y sometieron fácilmente a dos elementos de la policía municipal de la capital queretana. Justo cuando el INEGI daba a conocer los índices de percepción sobre seguridad y Querétaro se ubica entre los Estados Federativos donde estos índices no son tan alarmantes. Y decimos que en mal momento, porque en estos días se han realizado sendos eventos de encumbramiento mediático de los cuerpos policiacos en el marco de la presentación del programa Estatal de Seguridad 2022-2027
El Gobierno Estatal y por su parte el gobierno municipal, presumen de una policía profesional, preparada académicamente, la mejor pagada de la región y lugares circunvecinos. El concurso de “el mejor policía del año” ya es todo un evento en esta entidad, creada y promovida por cierto por el actual mandatario estatal Mauricio Kuri cuando era integrante de una organización empresarial.
Reiteramos que en mal momento en redes se difunde ese hecho, porque justo cuando se da la nota en los medios locales sobre esa percepción de la ciudadanía sobre la inseguridad, la sensación de desazón aparece y diluye los indicadores. A final de cuentas es “percepción”, pero como esta el escenario a nivel nacional no es poca cosa.
En el imaginario social se desea una policía fuerte, sólida, tal como la promueven los gobiernos locales. En los anuncios espectaculares así se nota, con fotografías de elementos que muestran gallardía y entereza. Pero que en la vida cotidiana no logra concretarse la idea, debido a cierto sentimiento de la ciudadanía que tiene temor de ella, o que se siente atacada cuando actúa en colonias populares para la detención de alguno de sus integrantes o familiares.
La policía queretana se ha romantizado por esos perfiles creados en los discursos oficiales. Y porque no ha sido exigida hasta el momento como en otras latitudes de nuestro país donde la violencia ha sentado sus reales. En un somero análisis de los hechos en la Avenida Constituyentes, se determina que los dos elementos actuaron no bajo un protocolo sino bajo el sentido común de defender su vida. Cómo lo han hecho policías municipales de otras entidades donde la situación es mas delicada y han sido rebasados por la criminalidad. Contradiciendo los protocolos de respuesta inmediata, y de protección a los ciudadanos que se encontraban alrededor, para evitar daños colaterales. Así como la solicitud de ayuda y refuerzos de su propia corporación para someter a los criminales. Los botones de pánico y las cámaras de vigilancia no fueron capaces de responder debidamente ese día del acontecimiento.
Desafortunado también ha sido el comunicado que se dio respecto al suceso. La escueta información en redes sociales por parte de la corporación policiaca al respecto sobre la supuesta detención de uno de los sujetos, ha quedado en entredicho ante la falta de evidencias que la ciudadanía exige conocer. Y esto ha dado lugar que en las mismas redes sociales las corporaciones policiacas y el gobierno quede en entredicho la solidez de la seguridad pública en la entidad, disminuyendo así los índices de seguridad que se habían alcanzado.
Lirios García Cruz (2012) en un articulo sobre “La estructura de la percepción de la inseguridad pública” hacia referencia a viejos estudios en 1970 sobre la sociedad de riesgo y sus factores sobre incontrolabilidad e imprecibilidad en estas sociedades, particularmente en la norteamericana. Donde la sociedad mostraba índices de miedo y enojo ante estos escenarios. Agrega que en las décadas posteriores se consolidaron los estudios sobre eventos de riesgo dentro del campo de la psicología social cognitiva y con trabajo de campo en los grupos sociales locales.
Los estudios, de acuerdo a García Cruz, con análisis multivariables, multifuncionales y multifactoriales permitieron crear modelos de simulación que permitieron platear teorías del conflicto y el cambio social para tener certeza de los indicadores sobre la inseguridad pública. Es decir, si tomamos como referencia estos planteamientos, en Querétaro únicamente tenemos las referencias del INEGI, pero las instituciones de seguridad no han invertido en estudios de campo ni en estudios de percepción dentro de la entidad ni su entorno metropolitano. Y solamente se han dedicado a la difusión mediática de programas y planes de seguridad sin tener un acercamiento real con la ciudadanía. Con los resultados que salen a la luz pública mediante las redes sociales.
El escenario se vuelve frágil y dudoso cuando los hechos aparecen y la realidad de la violencia e inseguridad pública se asoma. Mirar a los oficiales de la seguridad pública correr, sometidos al miedo y el pavor hecha por tierra los índices logrados sobre la inseguridad pública.
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