Neon

Manuel Basaldúa Hernández

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”, escribia García Márques en su novela Cien años de soledad (1967).  Esta imagen era una fantastica idea, propia de uno de los grandes clásicos del boom latinoamericano. La reviví emocionado en el año 2008 cuando en un viaje a Cartagena de Indias, en Colombia, en medio de un calor humedo intenso, casi bañado en sudor, pedí una “granizada”, una especie de lo que conocemos aquí en México como “raspados” elaborado con hielo raspado cubierto con néctar de sabores. El carrito de granizadas ahí en Cartagena estaba a un lado del mar, y cuando hice mi pedido, la jóven y espectacular mulata que atendia, dio un salto a una lancha amarrada en el muelle, y de la cabina sacó un gran trozo de hielo transparente que al trasladarlo con el sol a sus espaldas, brillaba como una gran estrella. Al menos, eso refresco mi alma por unos instantes.

Nunca pensé que el hielo volviera a ser protagonista de un evento social, como lo que estamos experimentando en estos dias del mes de julio del 2023 debido a la peculiar ola de calor que ocurre en gran parte del territorio nacional. La sorprendente falta de hielo nos ha tomado por sorpresa. Ha sido motivo de memes y de noticia el deficit de hielos en los “Oxxos”, por retomar el clamor popular. Pero observando a fondo, el evento se convierte en un acto sociológico debido a la afectación hacia una gran parte de la población.

Las altas temperaturas ocasionan que las personas incrementen su demanda de hidratación y enfriamiento de bebidas, alimentos, hogares, comercios y centros de trabajo. No ha sido suficiente la existencia de hielo en los expendios, ni la producción en las instalaciones dedicadas a la elaboración de tan gélido producto. Por si no fuera suficiente, la misma demanda de uso de energía eléctrica ha desbalanceado el suministro de esa fuerza voltaica, ocasionando varios “apagones” en sectores de las principales ciudades que tienen alta concentración de población.

Ha sido este evento que la gente recapacite sobre la importancia de la existencia del agua en su estado sólido, convertida en “hielitos”, que nos rescate una vez más de las inclemencias del clima. Aunque ignore que la situación critica del agua en su estado liquido, debido a su escases, no permita la produccion de suficiente energía eléctrica, necesaria para la elaboracion del hielo. Las presas hidroeléctricas tienen bajos niveles de agua, y su condición con estas sequías se pondrá más critica, incluso para el abastecimiento de agua potable.

La falta de hielitos es una llamada de atención sobre la fragilidad que tiene la población mundial en el equilibrio ecológico. Anteriormente conocimos una advertencia similar cuando se referian a que el aleteo de una mariposa en un lugar afectaba el clima en otro lugar del mundo, en el campo de la ecologia mundial.

Nos está sucediendo lo mismo que la rana dentro de un cazo. Esta siendo calentado lentamente para que no percibamos que nos estamos cocinando, y saltar repentinamente para ponernos a salvo. Así nosotros, nos estamos cocinando lentamente, sin percibir que el calentamiento global nos va a estar calcinando poco a poco, solamente que en este caso, nosotros mismos somos los que atizamos la lumbre abajo del cazo ante el descuido del medio ambiente, de la ecología y del manejo sustentable de recursos. Simplemente vemos con nuestra ceguera, la falta de hielitos en el Oxxo, porque pensamos que ellos nos pueden rescatar del inmenso calor.

 

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