Por: Manuel Basaldúa Hernández
Avanzado el Siglo XXI la digitalización nos brinda mayores capacidades tecnológicas. Las ciudades ofrecen bastas oportunidades de calidad de vida. La alimentación es accesible y con mayores potencialidades para el consumo seguro. La esperanza de vida ha aumentado el rango de años para las personas. La inclusión para hombres, mujeres y multigéneros en campos políticos, laborales y sociales están siendo adecuados continuamente y en ascenso. En general, hay más promesa de igualdad en todos los campos humanos.
Entonces, ¿Porqué existe en el ambiente un inquietante sentimiento de descontento? ¿Porqué hay una incisiva inconformidad en la sociedad contemporánea? ¿Es generalizada esta postura o solamente aparece en ciertos sectores de la población?
El descontento social tiene muchas fuentes, muchos orígenes y muchas causas. Es lo que los estudiosos de las ciencias sociales le llaman “polisémico”.
Si bien hay muchas oportunidades y se amplia el rango de posibilidades de ascenso social, también vemos que la desigualdad se acentúa y crece en los sectores más populares. Y esto impacta en los mínimos aspectos de subsistencia, tales como la comida, la vivienda y la seguridad. Grandes sectores de la población viven “al día” y con lo mínimo para su cobijo, sumidos en un medio de vandalismo.
Otro sector de clase media, puede llegar a tener un poco mas de elementos de alimento, vivienda y bienes materiales, pero se enfrenta a alimentación limitada, y con empleos con poca movilidad, además de salarios precarizados.
Si subimos en la pirámide social hay quienes superan esas expectativas de vida en la alimentación, vivienda y protección. Incluso llegando a la opulencia, pero no alcanzan una satisfacción personal manteniendo un sentimiento de frustración, ocasionado por subjetividades que tienen que ver con libertades, reconocimiento social, decepcionado por el entorno político, entre otros. Sin contar las grandes expectativas que el mercado inyecta en cada una de las personas, para seguir teniendo aspiraciones altas, y llevándolas a un consumo de artículos constante y sin control.
El ambiente político se convierte en una arena en donde coincide la opinión pública y se cruzan muchas de las miradas y expresiones de varios sectores sociales. Y en este ambiente se mezclan anhelos y necesidades. Para cubrirlos se requiere de una serie de promesas y ofrecimientos, que lejos de resolver la demanda elevan mucho más lasexpectativas de la opinión pública y de los diversos sectores.
Por si no fuera suficiente, hemos atestiguado en el transcurso del tiempo que el estado ha ido erosionando sus instituciones, que sucumben a las demandas sociales cada vez mayores, con mas intensidad y exigencia. Muchas de ellas ya rebasadas por la naturaleza de los problemas existentes. Y las promesas no alcanzan a concretarse en resultados positivos. Y acumulan agravios sociales por la frustración de su falta de concreción.
Aquí se va alimentando ese descontento en una sociedad cada vez más compleja, donde cada sector social quiere colonizar a otro sector o a varios sectores. Llamamos colonizar a la forma en que se juzga y se pretende aplicar una serie de soluciones fuera de la esfera de cada sector.
La tensión de la sociedad lleva a la confrontación en la esfera política, que como hemos dicho, es el espacio donde convergen los intereses comunes y comunales. El descontento es la expresión marginal y de una protesta social soterrada. No llega a concretarse como un genuino estallido social debido a la fragmentación de los grupos y al individualismo que se practica hoy en día.
En suma, tenemos muchos elementos para alcanzar una sociedad justa e igualitaria, y que podamos obtener los satisfactores necesarios. Pero a la vez no tenemos nada que nos permita su acceso a ella. No hay quien nos conduzca por el camino que resuelva ese conflicto. Se desconfía de quien lo pretenda. Hay una desilusión y una frustración por no alcanzar esos objetivos, de ahí, quizá sea el trasfondo de ese descontento.
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