Manuel Bassaldúa Hernández
La película de monitos animados de Disney “Buzz Lightyear” ha causado más polémica en redes sociales que en los propios lugares en donde se ha proyectado. En Querétaro ha tenido poco impacto el aviso que se incluye “contenido de ideología de género”, y que ha desatado discusiones sobre el tema. Pero hay algo subsumido respecto a la aceptación de la diversidad sexual.
El argumento de la película parte de presentar la historia de un “space ranger”, y quien fuera un entrañable compañero de aventuras del vaquero Woody, protagonista sobresaliente hace 26 años de la primera entrega de “Toy Story”. Como vimos en aquella ocasión, las acciones corren a cargo de todos los monitos, pero el punto de quiebre es cuando aparecen los lazos con los humanos, personas que cumplen con roles tradicionales y sus vínculos con los juguetes en cuestión. Ahí es donde gravita el escenario polémico, que aparece como telón de fondo de la ficción del mundo de Buzz lightyear.
Aunque nuestro Estado, y principalmente la ciudad, ha sido y es señalada como “mocha” y conservadora, que no ha estado exenta de ciertos escándalos de esta naturaleza, no ha llegado a niveles de censura abiertamente. Al menos de manera formal y explicita.
A mediados de la década de 1970, se estrenó en nuestra ciudad la película “El Exorcista”, y el murmullo entre los feligreses era que se debía de prohibir su proyección. En los sermones dominicales de las iglesias queretanas se recomendaba no asistir a ver la cinta, e incluso muchos se hicieron presentes en la entrada del cine Reforma para conminar a los asistentes a que no lo hicieran. Las proyecciones se llevaron a cabo, sin consecuencias de las protestas.
“La Consecuencia” del director Wolfang Petersen, se proyectó también en ese mismo cine y aunque la cinta es de finales de la década de 1970, se integró a la cartelera queretana a mediados de la década de 1980. Una película con ciertas peculiaridades, porque la cinta transcurre en su mayoría sin música, en blanco y negro, se promocionó con carteles con imágenes de unos hombres erotizando a una adolescente. Pero en realidad la cinta es una historia sobre la homosexualidad dentro del contexto del mundo penitenciario. El prolongado e intenso beso de dos hombres, cubría toda la pantalla, entre el silencio de la escena, y el otro silencio de estupefacción del público asistente a la cinta. El escándalo en esta ocasión creció a medida que la película tuvo impacto debido a que se corrió la voz de tremendo tema.
En el Cinema 2000, dedicado en su origen “cine de arte”, y ubicado en las orillas de la ciudad, en Tecnológico casi esquina con Constituyentes, dio inicio a las funciones de medianoche en los sábados. Ahí se proyectaba cine explícitamente erótico, tales como Emmanuelle, 2,3, 4, Los cuentos de Canterbury, y películas de culto. -Aunque ese tipo de películas ya se habían exhibido en el Cine Plaza en esa citada década de los 70´s. Películas con actores emblemáticos como Lando Buzzanca y Edwige Fenech, como “Los pecados de la casta Susana” y otras de explicita sexualidad y genitalidad. Y una que otra de arte como Les Valeseuses, de Bleir-. El público, mayoritariamente masculino, atiborraba la sala del Cinema 2000, aunque muchos casi iban de incognito e incluso algunos se atrevían a llevar a sus parejas mujeres. Todo transcurría “normal”, pero hubo una función que trastornó el buen clima de las funciones de “media noche”.
Esa función era la dedicada a una película llamada “Bilitis”. Una cinta francesa dirigida por David Hamilton. La película describe la experiencia de la delicada Bilitis, en un ambiente erótico, con una excelente fotografía y una buena banda sonora. Sin embargo, la historia es sobre una mujer que se enamora de Bilitis, y se describe el amor lésbico. Cuando ocurre el beso de Bilitis y otra mujer, dentro del triángulo amoroso, la mayoría del público asistente explotó en una explosiva rechifla y gritos, que ocasionó que la proyección se interrumpiera. Para calmar los ánimos del respetable, se proyectó una película erótica, pero de historia heterosexual.
Brevemente hare mención a un extraño desperfecto que ocurrió en una de las salas de los cinemas Gemelos, de Plaza del Parque, ya avanzada la década de 1990, cuando por única ocasión se proyectaría la película “Ese oscuro objeto del deseo” de Luis Buñuel. Esta cinta es una acida critica, además de que está llena de simbolismos. Sin embargo, causó estragos en la vida queretana. Y finalmente no se proyectó, no obstante que el público ya se encontraba en las puertas del cine, y las entradas se habían agotado.
Como observamos, nuestra entidad no ha estado exenta de tales escándalos en las proyecciones de películas que contienen escenas extrañas a los modelos e idiosincrasia de los queretanos. Aunque poco a poco se va ganando terreno en estos campos de la tolerancia y la inclusión en cuestiones de preferencia de género, todavía se respira ese ambiente moralino, que hace que Querétaro siga siendo Querétaro conservador. Con tradicionales y nuevos queretanos.
Durante décadas en el Siglo XX, -quiza desde muchos años antes- la homosexualidad y lo lesbico ha existido en nuestra tierra. Aquellas personas a las que les tocó vivir en esos tiempos tuvieron que vivir bajo la sombra de su mundo incomprendido. De una cultura que se jactaba de la heterosexualidad y del modelo fálico, lejana en lo social, pero en lo individual e intimo sufria y experimentaba con gozo y culpa una atracción sexual distinta.
Quienes eran sorprendidos o sorprendidas, o que explotaban ante ese clima de opresión y lo manifestaban ante sus familias o sus amigos, corrían el riesgo de ser sometidos a cuasi exorcismos, a tratamientos psiquiatricos o formas de tortura para “reconducir” sus preferencias sexuales. Todo bajo la mayor discreción y vergüenza de las familias, aunque todos lo sabian y fingian que no sabian, y que negaban esa realidad aunque gozaran o hubiesen disfrutado de las mieles de lo prohibido. Hoy, despues de dos décadas del Siglo XXl, la moralidad santurrona se mantiene, con sus ropas raidas y decoloradas, pero que no renuncia del todo al conservadurismo queretano. Por eso, parece que no importara tanto ese beso lesbico, pero si se sigue señalando como un acontecimiento en lo que podemos llamar como el Buzz Lightyear queretano.
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