Los registros, el IEEQ y la Ley Electoral.

Uno de los mayores desafíos de la democracia es garantizar que los votos emitidos por los electores se traduzcan, de forma transparente y proporcional, en cargos de representación para tener elecciones limpias.

El mayor desafío de los órganos electorales es explicar – justificar- su relevancia para los electores, para la gente gente de carne y hueso.  Ganar su confianza.

Esa es la función de los órganos electorales.

Pero el protagonismo del presidente del Instituto Electoral de Querétaro, Gerardo Romero Altamirano, rompe con ese desafío.

Tres cambios de ropa para salir en la foto de cada uno de los y las precandidatos, precandidatas que se registraron ayer, tres veces tomó la palabra. Protagonismo puro.

Para quienes creen en la nueva forma de servicio público, los que busca gobiernos innovadores al servicio de la gente, es clara la ceguera, confusión y anacronismo de la visión del IEEQ.

Su presidente piensa que esta entidad esta al servicio de los candidatos. Piensa –además– que su actuar no debe dar cuentas a nadie, a pesar de que pierden de vista que no fueron electos por el pueblo. Son funcionarios públicos.

Tres veces se violentó la Ley Electoral, promovido por el IEEQ.

Y no es cuestión de interpretación legaloide; es cuestión de sentido común y de aplicar la Ley.

Tampoco es para que los medios o cualquier ciudadano denuncien, es la aplicación de la Ley Electoral.

Si aún no inician las campañas, si los consejeros no han calificado los registros de los aún precandidatos, para qué el presidente del IEEQ promueve la violación de Ley Electoral y expone a los ante los medios a los precandidatos o precandidatas.

Los y las expone a la discriminación: no todas ni todos los precandidatos o precandidatas tendrán la misma cobertura.

En el inició de registro de precandidatos al gobierno del estado,  el Instituto Electoral de Querétaro demostró que sabe organizar eventos sociales, pero no sabe organizar procesos electorales.

Es clara la violación de la Ley Electoral ayer el Instituto Electoral expuso a los precandidatos, a dos  de  tres que se registraron, para hablar de temas políticos electorales. Se salva Juan Carlos Martínez de Fuerza Por México, que no se complicó en su discurso.

El IEEQ no ésta para organizar conferencias de prensa a los candidatos que se registran.

Esa no es su función; esta para calificar si los precandidatos cumplen con la Ley para ser candidatos.

Están para calificar si la solicitud de registro cumple con la Ley Electoral.

Y punto.

Los consejeros electorales se muestran oficiosos ante los que pueden se sus nuevos jefes: los precandidatos a gobernador o gobernadora.

Y eso no se justifica ni con el argumento de la pandemia.

Aún siN calificar si cumplen con los requisitos para contender en las elecciones, los promueven.

Y delante de ellos, de los consejeros, los precandidatos, precandidatas, principalmente del PAN y del PRI violan la Ley Electoral al hacer actos de proselitismo.

Basta oír sus intervenciones, aunque el presidente del IEEQ diga que él no los escuchó.

Eso queda claro: no escucha, ni sabe organizar elecciones.

Pero la responsabilidad es del IEEQ, no de los precandidatos.

Por eso, es necesario que el Congreso del Estado, el INE o a quien le corresponda tomé cartas en el asunto.

O los ciudadanos no confiaran en el IEEQ.

 

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