Me Lleva El Diablo 19 de mayo
La candidata de Morena al gobierno del Estado, Celia Maya, tiene fundadas razones para señalar lo que pasa con las encuestas y con el formato del debate que malamente organiza el Instituto Electoral del Estado de Querétaro, formato que le dejo mala experiencia del pasado dique “debate”.
Primero, hay que dejar de lado la frase común de que las encuestas son “una fotografía del momento”, y puntualizar que las encuestas son instrumentos, con bases metodológicas y técnicas de investigación científica, que pueden tener múltiples usos.
Hago esta aclaración porque a veces se confunde a la encuesta en su esencia metodológica, con la encuesta como recurso retórico. En las campañas políticas proliferan ambas.
Los medios de comunicación publican encuestas electorales como parte de su cobertura noticiosa para informar a sus audiencias, lectores y seguidores sobre las tendencias de intención de voto en una elección.
En ese sentido, las encuestas forman parte de la información noticiosa: nos informan de cómo va una contienda, qué tipo de electores apoyan a qué candidatos, y qué preocupaciones y opiniones tiene el electorado rumbo a los comicios.
Sin encuestas no tendríamos una brújula que nos oriente acerca del grado de apoyo y el tipo de electores que
apoya a cada opción política.
Por ello son un ejercicio crucial de información en un ambiente de competencia democrática.
Por su parte, los partidos y candidatos utilizan encuestas para orientar sus decisiones y estrategias, aunque, de vez en vez, también las difunden para tratar de influir en el estado de ánimo de los electores.
Y es en este rubro donde la candidata de Morena tiene razón.
A Celia Maya no la complacen las encuestas recientes que se difunde en los medios, y en las que, según éstas, se encuentra entre 15 a 20 puntos del panista Mauricio Kuri en la lucha por la gubernatura de Querétaro.
Por eso tiene todo el derecho de difundir que tiene sus propias encuestas. Que las cree confiables y según ellas “nos hemos acercado a entre 9 y 12 puntos del candidato panista”.
Y ha dicho que “Yo quiero ser conservadora y decir que estoy a 5 puntos”.
Lo mejor es que el IEEQ tome cartas en el asunto en el tema de las encuestas y obligue a todas las casas encuestadoras y a los medios que las difunden, a transparentar el costo, quién las paga, la metodología y el quién las manda aplicar, de otra manera Celia tiene razón en decir que en sus encuestas va de gane.
A la par, la candidata morenista ha anunciado una lucha para cambiar los formatos de los debates, hoy acartonados y sin trascendencia.
Del pasado debate que se realizó en la UAQ ha dicho que “Imagínate: ese jueves éramos diez, tres hombres y siete mujeres. Así no se puede centrar el debate”.
Además, ha acusado que ”ellas – las otras 6 candidatas- se dedicaron a atacarme en lugar de proponer, de hacer una discusión de altura”.
Por eso hay que ver qué hace, nuevamente, el Instituto Electoral del Estado de Querétaro, que en el pasado debate evadió su responsabilidad y contrato a una empresa privada, recomendada por un coronador de área del IEEQ, para llevar a cabo la logística.
En los dos temas Celia tiene razón, y la verdad es que la “autoridad” electoral, el IEEQ, no ha estado, y creo que nunca lo estará, a la altura de un proceso electoral como el de este 2021.
Si la sangre llega al río el 6 de junio, será mucho por la irresponsabilidad del IEEQ, y eso no se remedia ni con una renuncia de consejeros.
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