Neon

Luz Neón

Las cosas invisibles de la ciudad

Manuel Basaldúa Hernández

 

El diablo está en los detalles. Tanto el plan de trabajo de un gobernante, como las políticas públicas atienden lo urgente, lo políticamente rentable y lo mediáticamente sensible. Sin embargo, hay una serie de cuestiones que el entramado urbano demanda atención, pero que por su evidente presencia se invisibiliza y no es tomado en la lista de cosas por resolver.  Tremendo tema paradójico, no cree?

 

Podemos hacer una división arbitraria de estas cuestiones; la primera puede ser lo material y la segunda lo social. En la primera solo haremos referencia a algunas cuantas, por ejemplo, la contaminación del aire. La piedra en el zapato es producida por las vialidades (otra vez las vialidades), ya que el paso del transporte pesado por las principales vías de traslado produce una estela de humo constante, además de los vehículos pequeños, pero el foco esta en esas unidades que queman diésel. Además, la intensa labor de construcción de la ciudad requiere del uso de camiones “materialistas”, las “licuadoras” del concreto, y así, muchas unidades motorizadas de alto tonelaje se dan gusto echando humo al cielo queretano. Ya ni se diga de los olores que despiden las empresas en las noches y los canales de aguas residuales. Nadie hace nada, aunque en el papel y en el discurso se protege al medio ambiente.

 

En lo social podemos destacar la presencia y el crecimiento de número de personas miserables y sin casa, que el eufemismo nos permite designar con los adjetivos de personas “en situación de calle” o “vendedores ambulantes”, y aquí entran en esa clasificación gente que vive en los puentes, en los tubos de los drenajes, bajo las cornisas entre otros recovecos de la ciudad. Personas que se dedican al comercio ambulante, a hacer malabares, a hacer la pantomima de limpiar el parabrisas o el espejo del auto, migrantes, o afectados mentalmente por cuestiones de salud o estupefacientes que deambulan mientras emiten una diatriba sin fin.

 

Dije “las cosas invisibles de la ciudad”, pero en realidad son fenómenos ambientales y personas, gente de carne y hueso, desposeídos. Son a final de cuentas, esa parte de la ciudad que nos pertenece, son elementos que conviven diariamente con y entre nosotros y los miramos, pero no los vemos. Nos endulzamos el oído escuchando que se combatirá la pobreza, pero no exigimos mas para que se combata la miseria y sus miserables.

 

 

 

 

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