Neon

Luz Neón

La dichosa pluma pistola

Para Ricardo Rivón y Pedro Flores

Manuel Basaldúa Hernández

 

En el siglo pasado las preocupaciones y precauciones al asistir a clases en las escuelas era que el “chamaco” cuando anduviera de “chivato” no regresara con un raspón o cuando mucho una descalabrada. La vida estudiantil se centraba en aprender y aprovechar lo más que se pudiera la escuela. El pupilo se concentraba en esa tarea y no estaba pensando en otra cosa más que eso.

El ambiente del colegio en esta primera parte del siglo XXI las cosas se han vuelto muy complicadas y el tema de la educación es un asunto muy peliagudo. Tiene varios escenarios que no permiten hablar de manera univoca de ella. La familia se ha entrometido unidireccionalmente en la escuela de manera perniciosa, es decir, se enfoca en que a su niño o niña se le atienda bien, así en general. No se interesa en apoyar la educación ni elevar la calidad de la instrucción escolar, o simplemente no puede. Estos aspectos los ven como una amenaza a la integridad del niño más que a su forma de cultivar el conocimiento y las habilidades.

El entorno de la familia se ha enrarecido en la mayor parte de la población debido a que se experimenta un contexto lleno de violencia y ausencia de valores y más allá de ver a los demás como parte de una comunidad, se les percibe como amenaza.

La capsula sobreprotectora familiar y el ambiente digital hostil y abrumador, así como un entorno desolador por la violencia, las drogas, la presión económica y una falta de motivación personal han convertido a los niños y jóvenes en presa fácil de la depresión, la angustia y la ansiedad.

Si el cambio climático ha provocado que las estaciones del año ya no sean claramente definidas, los factores socioculturales y económicos han provocado que las etapas del crecimiento evolutivo de las personas se vean alteradas; adultecentes, personas con perfiles infantiloides, adolescentes con altas responsabilidades, entre otras condiciones psicobiológicas son los actores acuden a los centros de enseñanza.

A todo este tsunami de fenómenos y escenarios los profesores se enfrentan diariamente en el salón de clases. Profesores que a cada día que pasa se le cargan nuevas responsabilidades, tareas y obligaciones que debe atender además de su tarea de docencia.

Este es el entorno en donde acuden miles y miles de estudiantes que llevan a cuestas penas, preocupaciones, ganas de desahogo, curiosidad, modelos violentos que son replicados en los medios digitales y de comunicación. La existencia de armas blancas o de fuego en algunos hogares ha llevado desafortunadamente a desenlaces fatales. Tal como lo ocurrido en días pasados en una comunidad semirural de Querétaro en el Municipio de El Marqués.

La posesión de armas se ha invisibilizado, fomentado por un clima de normalización de estos objetos letales. Y esto ha causado estragos en las instituciones educativas, tanto en su forma de presión psicológica, tal como ocurrió en la Facultad de Psicología de la UAQ con una supuesta amenaza de balazos, como en la práctica de curiosear con una pluma pistola.

Este lamentable suceso de la dichosa pluma revolver ha dejado entrever que la escuela no es ya un lugar seguro, y que en este espacio ocurre una infinidad de acontecimientos cargados de presión y tensión que desestructuran la vida pacífica y social en la que se busca el crecimiento personal de la población infantil y juvenil.

Duro reto tiene quienes se dedican a la neurociencia aplicada a los programas educativos del Estado de Querétaro, a la evaluación de los indicadores de educación, a la planeación de los sistemas educativos, a la práctica de la docencia, a la crianza de los niños y adolescentes, y a quienes deben de promover actividades culturales en la población y el mundo educativo para lograr un clima pacífico, de seguridad y productivo.

Debemos brindar nuestra solidaridad a la familia que perdió a su hijo, y a la familia del niño que por curiosidad no supo que un arma es letal por naturaleza.

Acotación al margen: Los responsables de la investigación e intervención del caso y los responsables educativos, deberán de ser más cuidadosos. Las imágenes que vimos del lugar de los hechos y la presencia de las autoridades, mostraron a oficiales de la policía y a soldados ostentando armas largas y otras enfundadas.

 

La lectura del evento es que se debe evitar el uso y manejo de armas, y plantear un clima de seguridad y ellos hicieron precisamente lo contrario.

 

Por eso surgen las preguntas ¿Qué mensaje quieren enviar haciendo tal exhibición después de un deceso de esta naturaleza? Cuando de lo que se trata es de inhibir la existencia de armas de fuego ¿O es una muestra de que no hay protocolos correctos o no los obedecen?

 

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