Luz Neón
Ira sobre ruedas
Manuel Basaldúa Hernández
Así es el texto del titular del periódico La Opinión de la ciudad de Los Ángeles California: ira sobre ruedas. El articulo agrega que, la furia es el acompañante de los conductores automovilistas, que además conducen armados. El incremento de los accidentes de tránsito elevó la cantidad de estos en el año 2023. La serpiente de asfalto de un ancho de 12 carriles a diario se llena y se intensifica en las llamadas “horas pico”, aunque ya en todo momento es hora pico. Y en ella se mueven conductores con altos índices de frustración, de impaciencia, de desolación y crispación. Cualquier accidente, incidente, o altercado puede traer consecuencias fatales más allá del propio choque de autos.
En esta segunda semana de febrero, acudí a la CDMX, padeciendo la mala calidad de la movilidad de personas, y experimenté la intensidad del tráfico con un tumulto a cada paso que daba por la calle, al subir al trolebús, y al buscar un taxi. Desde luego que decliné viajar en metro, debido a la aglomeración salvaje que se vive en ese transporte público. Al viajar en el taxi, pude apreciar la adrenalina con la que se vive a diario en esas calles. Tanto el conductor como los acompañantes en cada unidad automotriz se llena de exasperación por lo saturado de las calles y avenidas.
Pensaba en esa fatal combinación que se da en la Ciudad de Los Ángeles, California, de auto-ira-armas. Pensaba que las sociedades modernas y de primer mundo están a punto del caos y de la tragedia al verse sometida ante la tiranía de los autos. Lamentaba que eso este pasando en las ciudades del primer mundo, o en ciudades de gran envergadura como la CDMX. Cuando de pronto, escucho en las noticias de la radio, la referencia de que en Querétaro un conductor discutió con otro conductor por un incidente de tránsito, y por ello sacó un arma de fuego y le disparo, la consecuencia un muerto por esa razón (o sinrazón) y quien portaba el arma huyó después de descargar el plomo y su ira por un incidente intrascendente automovilistico en una de las vialidades de Querétaro. Una congestionada vialidad del nuevo Querétaro.
La sociedad se ha impuesto como un reto y un profundo propósito el desarrollo y el progreso de la humanidad, pero con estas acciones, ¿hay que pagar las consecuencias fatales por alcanzar tales fases históricas de bienestar? La acumulación de personas compitiendo por las amenidades de la ciudad, por el combustible, por los alimentos, por los servicios, por la salud y por el traslado entre otras necesidades de los ciudadanos hacen que el bosque urbano se esté haciendo salvaje, indolente y violento. Con una espiral sin retorno, debido a la falta de criterio y madures, los automovilistas caen inmediatamente en las redes de la competencia por transitar sin obstáculos y de manera veloz.
No es nuevo que conductores de autobuses se bajen de sus unidades para liarse a golpes, sin importarles la tardanza para sus pasajeros, o el ejemplo que pueden dar a los demás de como reclamar un movimiento inusual y estorboso del auto. Lo mismo pasa con los conductores de autos, que parece que hay quien se sube al auto para buscar un pretexto para pelear a gritos o a golpes. Incluso, ya no es privativo de los hombres, también las mujeres contribuyen a este performance urbano, y lanzan improperios a otros conductores, expresan palabras altisonantes y muestran un rostro feroz, y en algunas ocasiones también se lanzan a los golpes.
Pero estas manifestaciones de violencia que estamos observando en los días de febrero están cayendo en el límite. Ya hay un muerto debido a un incidente de tránsito, muchos golpeados entre fanfarrones, exponiendo a las familias y a hombres tranquillos y gentiles han tenido una amarga vivencia en este mundo de los autos. Tragedia total cuando no hay un sistema de transporte púbico digno y eficiente. Pero también una falta de civismo en este marasmo urbano.
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