Inflación, asunto de seguridad nacional.

Me Lleva El Diablo 26 de septiembre

Más allá de los informes que dan los presidentes municipales en sus informes, donde destacan más su figura, gastando cantidades estratosféricas en la promoción personal, están los datos, los reconocimientos que dan las medidas y las estadísticas provenientes de la vida real.

Me refiero con ello con a un asunto de seguridad nacional como es el tema de la inflación, del desarrollo económico, y aquí el edil de Corregidora, o el de El Marqués, o el de San Juan del Río, pueden dar cifras alegres de sus “logros”, pero no son reconocidos por nadie, solo por ellos mismos.

Lo digo porque la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer el comportamiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor en la primera quincena de septiembre, destacando que la inflación general anual en la ciudad de Querétaro alcanzó 7.20% durante la primera quincena de septiembre; mientras que a nivel nacional la tasa inflacionaria se ubicó en 8.76%, la mayor en más de 21 años.

Aunque no lo crea, pese a un aumento de 0.24 por ciento durante la primera quincena de septiembre, la ciudad de Querétaro mantiene la menor tasa de inflación anual a nivel nacional con 7.20 por ciento, informó el INEGI.

Tampoco las autoridades municipales de Querétaro están como para celebrar, sino más bien para tomar los datos como una alerta y seguir trabajando, porque de acuerdo con los datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor, el indicador inflacionario ha crecido 5.77 por ciento durante lo que va del año en la capital queretana.

Eso sí, sin que Luis Bernardo Nava lo diga, Roberto Sosa se ve pequeño ante lo relevante que es la vida económica de la capital queretana, y el que el INEGI pondere que la ciudad de Querétaro tenga la menor tasa de inflación en el país, borra de un plumazo toda la campaña personal de Sosa.

Tanto gastarse el presupuesto de Corregidora en una nefasta campaña personal para nada, pero bueno.

Tras el municipio de Querétaro, las ciudades con la menor inflación en el país son: Iguala, Guerrero, con 7.41 por ciento; Toluca, Estado de México, 7.51; la zona metropolitana de la Ciudad de México, 7.69; Aguascalientes, Aguascalientes, 7.70; y León, Guanajuato; con 7.94.

Mientras que en el ámbito nacional el gobierno federal se ha puesto las pilas y aunque los datos de inflación ya no estén al alza, es probable que durante cierto tiempo las tasas de interés sí sigan subiendo para tratar de modificar las expectativas.

Por ello el presidente Andrés Manuel López Obrador, aseguró que empresas desde Wal-Mart de México SAB hasta el productor de harina de maíz Maseca acordaron congelar los precios de bienes clave a un nivel específico, extendiendo un pacto para frenar la inflación de alimentos.

El presidente dijo el pasado viernes 23 de septiembre que se reunió con los productores, distribuidores y minoristas más grandes del país anteriormente esta semana para discutir los detalles del pacto de precios, que renueva y profundiza un acuerdo anunciado en mayo. Los asistentes incluyeron productores de pollo, huevos, carne y atún.

No es control de precios, se va a llegar a un acuerdo sobre 24 productos de la canasta, y si es posible se va a ampliar.

Una buena decisión, digan lo que digan, se mantiene estable la economía.

La medida se produce después de que la inflación de la segunda economía más grande de América Latina se disparara en agosto al nivel más alto en más de 20 años, alcanzando el 8.76 por ciento a principios de septiembre, incluso cuando algunos pares regionales, incluido Brasil, han comenzado a registrar aumentos de precios lentos.

Así, hay preocupación, porque, aunque los datos de inflación ya no estén al alza, es probable que durante cierto tiempo las tasas de interés sí sigan subiendo para tratar de modificar las expectativas.

 

El problema que hay con esa circunstancia es que, aunque ya no estén vigentes los factores que detonaron el incremento de los precios, sea muy difícil que la inflación baje al convertirse ya en una inflación de expectativas con una inercia propia, y en eso las tasas de interés, que siguen subiendo, son factor fundamental.

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