Confía en ti la cifra del abismo. Tú eres la cumbre y estremeces.
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Trazan tus dientes y uñas delicados arabescos, filigranas de dulzura.
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El tiempo de repente epicúreo, transfigura tu cara.
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Tus deseos me modifican, sobre tu vientre planetario.
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Mujeres de luz descienden la noche del corazón humano.
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La milpa de renglones no labrados, encallece mis dedos por tus plantas.
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El Árbol de las letras. La raíz de la lengua. Inusitada,extraordinaria flor.
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Una vez muerta, la casa duró más de un mes oliendo a flores. Señal que pasó la Virgen.
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Corazones solitarios las lámparas del tabernáculo.
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Hormiga que merodeas el plástico mantel… Aquí estamos... Parece, por el momento, una consigna.
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Textiles miztecos. Códices. Día y noche entre algodones,el dios Greca recibe tu ofrenda.
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En música indecible acompaña el corazón al oído. La respiración de músicos silencios, dibuja con el humo.Preña latidos.
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Como trota primaveral en las estrellas el chivo con las siete cabrillas, el camino más ameno junto a tu cuerpo,mi corazón.
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El día por venir conforma una variante casi infinita de ritmos y sentidos inversos.
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