Luz Neón 198
Manuel Basaldúa Hernández
El movimiento feminista ha logrado grandes victorias en el mundo, aunque todavía tiene muchos retos enfrente. Simón de Beauvoir ha señalado que el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente.
Querétaro sigue siendo un lugar conservador en el transcurso de la historia, los movimientos progresistas son lentos y erráticos, y otros simulan ser genuinos. Los grupos que enarbolan causas políticas o de reivindicación existentes son esporádicos, incipientes o son fácilmente cooptados por intereses ajenos a sus propósitos originales. Hemos visto la casi histórica demanda de las mujeres otomíes para obtener el sustento económico mediante la venta de sus artesanías, entre otras grandes demandas que tienen esos grupos que se han estancado en el subdesarrollo y en la miseria de todos los niveles, a pesar de ser los pueblos originarios de un grupo más amplio de carácter mestizo o criollo.
En la actualidad, las artesanas que elaboran y venden muñecas se han enfrascado en una demanda de vender en las calles principales del centro histórico de la ciudad. Algunas han aceptado los lugares que las autoridades municipales les han asignado, pero otro grupo se ha rebelado e insisten en seguir tomando las calles para sus ventas. En estas demandas, algunos grupos de los llamados feministas han aparecido para apoyar a ese grupo de vendedoras ambulantes. Sin embargo, sucede algo peculiar.
La aparición de un personaje al que le apodan “el Rex” se ha convertido no solo el líder, sino también adopta el papel de patriarca. Las mujeres sumisamente van a recibir sus órdenes para distribuir el espacio y la orden de ubicación, así mismo en donde habría que exponer mantas de demandas de sus peticiones a las autoridades de la localidad. La reflexión aquí radica en que los grupos feministas que apoyan a estas mujeres ambulantes no dan cuenta de este machismo de líderes como “el Rex” que siguen imponiendo modelos que son combatidos por el feminismo. Tampoco se entiende cómo es que estos grupos feministas no empoderen a las mujeres ambulantes, en vez de contribuir al fortalecimiento o complicidad de roles patriarcales de un líder masculino.
Quizá porque estén más interesadas en el protagonismo y la visibilidad antes que efectuar un movimiento genuino y eficaz en su lucha feminista. Se convierten así en enemigas de los que dicen combatir al invisibilizar esos modelos de sumisión machista. Con este tipo de movimientos que yerran en sus propósitos de combate a una dominación sobre el género femenino la lucha se hace infructuosa, demostrando que no hay claridad política ni ideológica en los cimientos de su lucha. Queda como resultado la infructuosa situación de las mujeres para seguir aspirando a ser vendedoras ambulantes, y no unas dignas mujeres emprendedoras que mediante su autogestión de visión feminista obtengan un desarrollo próspero y digno.
Mientras tanto, el movimiento feminista provinciano seguirá fortaleciendo el caciquismo patriarcal de hombres de tipo como el Rex.
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