El proyecto de movilidad del gobierno federal, es el del coche eléctrico, mucho más oportuno para regalo de Reyes, este. Queridos Magos, quiero un Olinia para mí sola. Oli para los amigos.
Se trata de esos vehículos que la presidenta anunció ya en campaña, mucho menos contaminantes y, a ser posible, de firma mexicana en su diseño, tecnología y fabricación de la mayoría de sus partes.
Este mismo 6 de enero se presentaron diseños ficticios en la Mañanera de Palacio Nacional. Serán vehículos pequeñitos para trayectos cortos y personales, salvo uno de ellos, más grande, como una furgoneta de reparto. El precio debe estar entre los 90.000 y los 150.000 pesos (entre 4.500 y 7.500 dólares). Hasta aquí todo bien. Buena idea. Deseando ver el modelo y los colores.
Hay, por ahora, un capital inicial de 25 millones de pesos para desarrollar el trabajo, que contará con el talento del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Tecnológico Nacional de México. No parece mucho dinero, pero habrá que tirar de confianza en estas primeras fases. O de fe, el que sepa recurrir a ella. Optimistas, las autoridades ya se ven estampando la botella de champán en la carrocería del pobre auto.
“Este auto pequeño debe ser seguro, eléctrico y capaz de conectarse a cualquier enchufe”, ha dicho Sheinbaum. ¿Cualquier enchufe? Se saca un cable alargador por la ventana, se conecta el carrito y andando.
Movilidad limpia, tecnología, diseño y fabricación made in México (con permiso de China, de Estados Unidos y del litio, que eso será otro cantar).
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