EL LLANO EN LLAMAS: PREOCUPACIONES INMEDIATAS DEL 23

 

Sergio Romero Serrano
120123

 

El inicio del año 2023 para los queretanos que habitamos mayoritariamente en la región centro del estado está –me parece- conformado por tres grandes preocupaciones: la inseguridad, la movilidad y la inflación. En ese orden.

Lejos del discurso oficial triunfalista, la violencia permea como nunca antes nuestra vida cotidiana. Los delitos del fuero común están a la orden del día, distinguiéndose principalmente los patrimoniales. El robo a casa habitación y con y sin violencia, han disparado las estadísticas, además de las medidas privadas y particulares para evitarlo o contrarrestarlo. Una parte importante del patrimonio individual se destina a la adquisición de equipamiento y enseres que nos auxilie en evitar ser víctimas de este tipo de delitos, o al serlo, contar con recursos que resarzan en parte el daño causado. Debemos reconocerlo: nos robado la tranquilidad.

La movilidad es otro tema. Desplazarse desde cualquier punto de las ciudades conurbadas a la capital y de los municipios de Pedro Escobedo y San Juan del Río, es toda una proeza para cumplir en tiempos razonables los compromisos contraídos y –al mismo tiempo- preservar la vida.

El brutal crecimiento de los asentamientos urbanos sujetos a una especulación apocalíptica han impacto de frente la tranquilidad y la calidad de vida de los que habitamos en la región. El incremento descomunal de la mancha urbana y su impacto en vialidades cómodas, confiables y oportunas es casi inexistente.

La carencia de un sistema de trasporte urbano, suburbano y foráneo que permita una movilidad de calidad, confiable y seguro es para muchísimas familias una pesadilla cotidiana. Esto, además, exacerbado por un programa de mantenimiento y modernización de vías principales y primarias sin un mínimo de lógica y sentido común, ha creado una locura que está impactando sustancialmente la economía –ya de por sí lastimada- de la población más vulnerable, propiciando también pérdidas millonarias a los centros de producción por el retraso y la ausencia laboral.

Trasladarse de un lugar a otro por la ciudad y la zona conurbana, es toda una proeza que compromete la inteligencia, la paciencia, el recurso económico y la integridad física.

La carretera 57 en su tramo comprendido entre San Juan del Río y Querétaro –por ejemplo- se ha convertido en una verdadera trampa mortal, donde los accidentes son cotidianos y severos. La densidad vehicular en el tramo, donde el transporte de carga es un contribuyente significativo en los percances cotidianos, junto con las obras de mantenimiento y reparación, y la total ausencia de vigilancia por parte de la Guardia Nacional, han hecho de este tramo la tierra de nadie y una cajita de sorpresas.

A este panorama hay que agregar la inflación que según los datos oficiales anda alrededor del 8 %, pareciera que es mucho mayor por lo menos en algunos artículos de la canasta básica. Hay productos que a simple vista no se comprende el porqué de los incrementos como es el caso de la tortilla, que desde el inicio del año aumentó en por lo menos un 10 % de su precio anterior.

La ola de incrementos se antoja como una disposición orquestada, unilateral y con el objetivo simple de reventar la economía familiar de la población más vulnerable y generar un descontento social significativo, ante la incapacidad de las autoridades para contener este abuso injustificable e ilegal y la proximidad de las elecciones.

Lo anterior sin mencionar el deterioro casi generalizado en la calidad de la mayoría de los productos y servicios que consumimos, donde pagamos cada vez mayores precios a productos de cada vez menor calidad. Y esto es aplicable a todos los giros. Las grandes empresas y los grandes productores se acostumbraron a tener márgenes de ganancia brutales, con una inversión muy baja y un riesgo muy menor, castigando salarios, costos de producción y eludiendo impuestos, bajo un esquema de competencia desleal.

Sobre esto último habría muchas más cosas que mencionar, pero no es interés de este espacio agotar un tema tan basto y complicado en una entrega.

La intención es solo puntualizar el ambiente social en el que iniciamos el año y que no es muy acogedor de entrada.

Sin embargo, como ciudadanos hemos enfrentado adversidades más complejas en el pasado, una de ellas muy reciente, lo fue la pandemia que aún sigue dando sus coletazos y que no nos pudo doblegar.

Por ello, debemos conservar un optimismo razonable y limpio para este futuro inmediato que recién empieza.

No sobra decir que deseo que tengamos todos, un buen inicio de año.

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