EL LLANO EN LLAMAS
Sergio Romero Serrano
030822
LA QUE YA HEMOS VISTO
Era de esperarse lo desaliñado de la elección interna de consejeros de MORENA. Al incorporar al oportunismo como un método de integración para su crecimiento y consolidación, con ello adquirieron las prácticas que siempre se criticaron y que tanto daño le causaron al país.
Si bien es cierto que a nivel nacional la participación de los militantes fue impresionante, poco más de tres millones en 553 centros de votación, también habría que distinguir la calidad de las convicciones de ésta: robo de urnas, compra de votos y acarreos –por lo menos- fueron documentados por diversos medios de comunicación, tradicionales y alternativos, en algunas zonas de la geografía nacional. Las legendarias tribus del PRD y las prácticas institucionalizadas por el PRI y perfeccionadas por el PAN, hicieron su aparición y anunciaron lo que podría ser el tono de estos procesos al interior de MORENA.
Tema nada menor si consideramos que este partido nació como una respuesta a la perversión de los procesos electorales y a la devastación económica del país. Es chocante repetirlo, pero es necesario: en la fundación de MORENA se ha cometido el mismo error que cuando se fundó el PRD y está siguiendo la misma trayectoria.
Si bien es cierto que desde el inicio se dijo que el partido era un gran movimiento inclusivo, que agruparía a todas las corrientes democráticas para crear un gran frente popular, no se precisó que esta inclusión abarcaría indiscriminadamente a todos los oportunistas de las más variadas calañas y a la pedacería de cualquiera de los partidos que ya habían estado en el poder.
Lo que estamos viendo hoy en su proceso interno –creo- es el inicio de la toma del poder por las diferentes facciones de MORENA, que buscan posicionarse para el control del partido que, como ya se ha cansado de anunciar el presidente de la República, no buscará reelegirse ni tampoco incidirá directamente en la sucesión presidencial, por lo que abre la aspiración a quien sea, pero que –evidentemente- su preferencia manifiesta para alguno de los candidatos probables o posibles, podría inclinar la balanza para que el electorado siga al que él desea continúe con la 4t en el poder.
Recordemos que así inició el PRD su debacle por las luchas internas por el control político y las dádivas, hasta convertirse en lo que ahora es: una patética caricatura del bufón de la corte, al grado tal que los principales fundadores de ese partido tuvieron que salir de él y crear otro.
Es preocupante lo que pasa ahora, nuevamente, porque en el horizonte político del país, no se ve otra alternativa viable y real, a corto y mediano plazo, que no sea la 4t, para recuperar lo que nos han dejado los casi ochenta años de amasiato entre lo político y lo económico.
Por cierto, la oposición no termina por asimilar que tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron miserablemente, por la descomunal ambición de unos cuantos y que eso lo tiene bien presente los electores. Hay que recordar que la izquierda en México ha sido –históricamente- sesgada por el oportunismo y la traición. Una revisión rápida de los movimientos sociales recientes así lo demostraría. Con la llegada de López Obrador se ha dado un gran paso, pero solo es uno y faltan muchos más.
El problema, como en todos los movimientos democráticos del mundo, es la continuidad. Y es aquí el dilema reciente y muy próximo. Figuras las hay, variadas y de diferente nivel, pero los cuadros me temo no están consolidados en gran parte del país o están seriamente pervertidos y manipulados por actores políticos regionales o locales, de muy dudosa trayectoria.
La base social de López Obrador es muy amplia y mucha gente está con él. Pero ella no cobijará a cualquiera indistinta e indiscriminadamente.
Es ahí donde la selección de los candidatos a los cargos de elección popular deberá ser muy puntual y cuidadosa. De lo contrario… Bueno, es una película que ya hemos visto
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