EL LLANO EN LLAMAS: AMNESIA SELECTIVA

Por Sergio Romero Serrano

Es muy difícil tener una idea clara de lo que está pasando en el país, en relación a la ola de violencia sin precedentes que viven en estos días, en varios estados de la República, históricamente bajo la influencia del crimen organizado y el narcotráfico.

La estridencia que han desatado los medios de comunicación de un lado y del otro, no contribuyen del todo a concientizar a la población de los hechos totalmente angustiantes y mucho menos a ver la posible salida a esta espiral que tiene décadas y que está, geográficamente, bien definida.

Por un lado se habla de actos de terrorismo y se conmina al gobierno a reconocer, declarar y obrar en consecuencia, con todos los riesgos y las exageraciones que esto contiene; y –por el otro- afirma que es propaganda para golpear al gobierno federal y poner en entredicho su política mesurada de no responder con una guerra loca al estilo calderonista.

Y en medio, los ciudadanos…

Creo que lo primero que tendríamos que hacer es reconocer que esta cresta violenta de los días recientes, tiene décadas acuñándose. Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Baja California son semilleros del crimen organizado que se han multiplicado y fortalecido durante muchos gobiernos que se hicieron de la vista gorda ante su existencia y participaron o participan de ella. Es increíble que no se les haya podido acotar, reducir o exterminar –en el buen sentido de la palabra- a hoy fecha. No hay explicación válida a esto.

Ninguna organización criminal puede subsistir sin la complicidad de autoridades de cierto nivel y de los cuerpos policiacos de los tres niveles de gobierno. La diferencia entre los estados con altos índices de criminalidad, como son los ya citados y los otros, de baja o nula incidencia, es el nivel de complicidad de los grupos de poder locales. Esto no se menciona –curiosamente- en los poderosos medios de comunicación nacional, por sus opinadores profesionales y analistas políticos, como tampoco por los partidos de oposición.

Hay en todo esto una especie de amnesia selectiva.

Es increíble que toda una ciudad de pronto se vea asolada por incendiarios, pirómanos y atracadores, sin que haya de parte de las autoridades locales una respuesta articulada y que ese caos pueda durar horas y días, sin que haya quién los confronte y los detenga. No hay localmente gente capacitada ni equipamiento para dar respuesta a una situación así de forma articulada y eficiente –curiosamente-.

Esto me parece no son omisiones fortuitas, sino total y programáticamente deliberadas, que responden a un patrón bien establecido, con objetivos claros y con beneficiaros a la vista. Una mayoría son políticos y otros son empresarios.

Solo algo sí es muy claro: la gente está harta y desesperada.

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