Neon

Luz Neón

Manuel Basaldúa Hernández

 

Querétaro se inunda cada temporada de lluvias. En la capital queretana algunas colonias sufrieron solamente algunos encharcamientos. En las colonias de la periferia hubo algunos escurrimientos de agua debido a las precipitaciones pluviales. Hubo algunas afectaciones ocasionadas por la lluvia atípica que cayó el día anterior.

Las frases citadas son recurrentes cada vez que hay lluvia en las partes de la zona metropolitana, y hasta se han convertido no solo en lugar común, sino en clichés para los ciudadanos que se quejan de las afectaciones por la lluvia como por las autoridades locales que les corresponde tratar las consecuencias del meteoro. De tal forma que podemos señalar que la relatividad en Querétaro es muy grande, dependiendo de qué lado se esté. Ambas partes tienen razón, y ambas están equivocadas, pero el resultado es el mismo; siempre hay afectados.

La capital queretana está rodeada por una serie de lomas, colinas, cerros y elevaciones, y una buena parte de la zona urbana está asentada en una especie de llanura por donde el agua toma el cauce para su escurrimiento natural. En el Querétaro del Siglo XX no ocurrían tan frecuentemente estos fenómenos y además no eran tan espectaculares.

El área rural era más amplia, y se contaban con robustos canales, arroyos y había extensas áreas donde se filtraba el agua. Esto es una verdad de Perogrullo. Además, no había asentamientos en esos lugares, ni tampoco había una prensa o medios de comunicación que fueron incisivos en el tema. La Ciudad creció al finalizar el siglo y en el siglo siguiente creció de forma desmesurada e intensiva. Con un pequeño detalle, no se previó un cambio climático severo, y una urbanización depredadora de todas las zonas de amortiguamiento pluvial. De tal forma que la capital queretana actual, pujante y moderna no cuenta con un sistema de drenes y canales que sean capaces de soportar los embates de los meteoros de la lluvia. Es decir, no se pensó en articular tales drenes, no hay un presupuesto destinado al mantenimiento, a su cuidado, y a que la ciudadanía los respete.

El agua se escurre hacia la parte occidental y se dirige a su paso por Guanajuato al Lago de Chapala, porque a esta cuenca pertenece Querétaro. Los bordos que existían, algunos existen todavía pero solo sirven para recibir aguas deterioradas, fueron asfixiados y su ensolve los ha hecho prácticamente inútiles. Y poco a poco se han cedido a desarrolladores inmobiliarios.

Tenemos una especie de Dren Maya en la capital, (similar al susodicho tren) porque solo sirve en tramos, no tiene una funcionalidad adecuada, en donde hay infraestructura específica para atenuar los efectos de las inundaciones sus aparatos fallan, afecta a quienes están a su orilla, son víctima de inundaciones, son focos de infección y depósito de aguas negras, así como de desagües clandestinos, y no contribuyen a la ecología local. Sirven para dar realce político al gobernante en turno, son costosos para el financiamiento del Gobierno local, entre otras similitudes lamentables.

Finalmente, el agua no se retiene en ningún lado del Estado y se escurre hacia el océano pacifico.

La ciudadanía y sus gobiernos locales le han apostado más a la construcción y adquisición de viviendas en lugares donde se anega el agua, y ahorca los canales y drenes que sirven para dar cauce a la cada vez más agresiva lluvia como consecuencia del calentamiento global y afectación del medio ambiente.

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