Neon

Luz Neón

 

 

Manuel Basaldúa Hernández

 

Ningún ser por más indiferente, ningún ser por más frio puede dejar pasar desapercibida la mirada del trayecto esquivo y errático de una mariposa. Ya ni se diga de los otros seres sensibles. Desde Petrarca hasta García Márquez, pasando por Dostoievsky, las mariposas han sido objeto de atención de los escritores. Quizá la luna y las mariposas es lo que tenemos y no tenemos a la vez, están ahí para nosotros. Pero ya no solo los románticos están al pendiente de este insecto, también desde el gran científico Alexander Von Humbolt hasta el correo real, pasando por los biólogos desde luego, la mariposa cobra importancia en nuestro mundo.

En su profunda y larga canción “Guitarra Negra”, Alfredo Zitarroza se refiere a ellas de la siguiente manera; en la calle se encuentra una mariposa por el aire caliente y húmedo de la ciudad. Parecía que iba hacia el buscándolo, pero no, a quien buscaba era a la muerte. Aquí cito esos versos: “Presa y ya muerta de antemano, fatalmente/ Buscando en ese bailar loco y frágil/ Un ala, un grano, una pizca de polen en el cemento/ Porque la mariposa nace/ Y no aprende nada hasta que muere en cualquier sitio/ Herida de muerte por su semana justa/ Por su tiempo preciso/ Por su sorbito de vida ya bebida/ Eso no es tan triste/. Triste es ver su cadena de huevos en el hollín/ Depositados junto a un río de aceite/ A la sombra de las altas paredes de cemento/ Su cadena de huevos de seda.”

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, dice el refrán popular.

Las mariposas son parte de los insectos que poco les tomamos importancia, o si se les toma es como un reproche. Las abuelitas que se quejan de los gusanos que se comen las hojas de sus plantas preferidas, por ejemplo. Mariposas en México hay muchas, de muchos tamaños y colores, y hasta en algunos zoológicos hay un “mariposario”. La mirada a estos insectos es fugaz, impredecible.

A medida que las áreas urbanas se fueron expandiendo y la preocupación por el medio ambiente ha sido considerada dentro de los planes de desarrollo de los países se crearon las Áreas Protegidas en las importantes regiones de cada nación. Antes era simplemente la naturaleza. Y a los puntos geográficos específicos utilizados por algunas especies se les llamo “santuarios”. Por años, durante nuestra infancia vimos entre todas las mariposas a unas de color naranja con rayas negras y manchoncitos blancos, pues bien, esas mariposas llamadas monarcas tienen su santuario en Michoacán.

 

Esta mariposa monarca empezó a cobrar fama a raíz de que se promovió el turismo para el desarrollo local, y se tuvieron notas internacionales. Esta especie tiene el nombre científico de Dannaus plexippus por su paso lento de huevecillo hasta ya tener sus alas bien formadas. Pero estos lepidópteros habían despertado el interés de la comunidad ya hace bastantes décadas antes, aunque con un perfil muy bajo. En 1937 Fred Urquhart y Nora Roden desde Canadá localizan el punto final de un escurridizo recorrido de este tipo de mariposas. A partir de entonces, poco a poco se ha ido hilando una serie de intereses multidisciplinarios que van desde programas municipales, nacionales e internacionales. La mariposa monarca sirvió de base simbólica para la firma de uno de los mejores tratados comerciales que tiene nuestro país. Pero más allá de eso, hay un interés genuino por preservar la existencia y la ruta de las monarcas. Quizá porque en esa fragilidad del cuerpecito de la mariposa se encierra una metáfora y nos veamos reflejados en ella, con lo que estamos haciendo en el medio ambiente.

 

La mariposa monarca ha sido citada en muchos artículos de revistas científicas, de turismo, y académicas, se han realizado varios documentales sobre ella y su migración titánica. A pesar de ello no ha sido suficiente para llamar la atención de su preservación. Las amenazas son constantes y progresivas; tala clandestina, cambios radicales de clima, incendios forestales, herbicidas, y depredadores, ahora se suman las carreteras, nuevas áreas de siembra, y desecación de centros de acopio de algodoncillo.

 

De las publicaciones más recientes, considero de gran valor el libro “Migración Monarca” de Carlos Galindo Leal, es una edición especial apoyada por WWF y Fundación Telmex. Y un documental estupendo llamado “Monarca, el espíritu del bosque: un viaje de ida y vuelta” que fue co-dirigido por Roberto López, Miguel Galarza y Fanny Miranda, patrocinados por Milenio Diario.  El Colegio de Michoacán público un libro bajo la autoría de David Barkin, “Monarcas y Campesinos”. Como vemos la monarca y su migración provocan que estructuras y funciones de Gobiernos, Instituciones y comunidades se muevan a su paso. Destaco un fragmento del documental de Milenio, que está relacionado a el “correo real”, una serie de ejercicios iniciado por la maestra rural Rocío Treviño en Coahuila, fue la iniciativa de registrar y dibujar las mariposas en vez de andarlas persiguiendo y matándolas como diversión. La iniciativa progresó hasta formar el día de hoy un espacio digital de mucha importancia para el monitoreo de las mariposas, así como el despertar el interés de los niños en el medio ambiente.

Para la mariposa Monarca existe el recorrido de cuatro mil kilómetros si viene desde Canadá, y casi un poco más de dos mil kilómetros si viene de Estados Unidos. Para los turistas mexicanos, existe el recorrido de entre 100 si proceden de la capital del país, o 147 kilómetros para los que vamos desde Querétaro. Este año se registró una reducción mayor de mariposas.

La falta de lluvia, la falta de sensatez ambiental y cambio climático son otros retos que debe afrontar esa monarca que empieza desde su huevo que pesa medio gramo. su número se está reduciendo, ¿será que pronto tengamos que decirle adios a esta migración de mariposas?

 

 

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