EL LLANO EN LLAMAS: NO LOS QUIEREN PERO AHÍ ESTÁN

 

 

Sergio Romero Serrano 240222

Ted Cruz, senador por el estado de Texas, fue electo en el 2013. Tiene alrededor de nueve años en el cargo, pero es muy probable que no sepa que el estado que representa, perteneció un tiempo a nuestro país y que fuimos despojados de ese y otros territorios en 1845, por los Estados Unidos de América, paladín de la libertad y la justicia en este continente, conquistado por los europeos a partir de 1942.

Los gringos siempre han tenido una memoria histórica, extraordinariamente selectiva: olvidan rápido lo que no les conviene y recuerdan muy bien lo que les beneficia o les interesa.

No hace mucho me topé con uno de ellos que -acompañado de un par de menores- recorrían al igual que yo, el Museo Regional de Querétaro que contiene, entre otras piezas importantes, la mesa donde se firmaron los tratados ignominiosos de Guadalupe-Hidalgo, donde se concedía y se consumaba el agravio: poco más del territorio nacional pasaba al control del país del norte.

Lo curioso de mi coincidencia en la sala donde está la mesa referida, es la explicación que en inglés daba el gringo a los menores, probablemente sus hijos: señalando la mesa afirmó que ahí se había firmado la independencia de Texas. El comentario me molestó, pero no me atreví a corregir lo tergiversado de su afirmación, porque entiendo –entre otras cosas- que el gringo promedio es bastante ignorante, a pesar de que son primer mundo.

Este desconocimiento es parte del control político que tiene el sistema estadounidense con su población, aun cuando son capaces de seleccionar a sus mejores mentes y capacitarlos-adiestrarlos, en ciencias, técnicas y conocimientos que generan y perfeccionan nuevas tecnologías que les dan -en parte- la supremacía bélica y comercial en el mundo.

Otro componente importante que tiene el sistema estadunidense es su particularmente agresiva política exterior, llena de contrastes, contradicciones, incongruencias y exabruptos, de los cuales está llena su historia reciente. No hay conflicto bélico en el mundo, donde no estén presentes los gringos. El último acontecimiento es la provocación a Rusia a través de Ucrania, que tienen los focos rojos encendidos ante la posibilidad de una nueva guerra, que al parecer ya comenzó.

El cerco militar a Rusia, a través de países antiguamente pertenecientes a la desaparecida URSS como Lituania, Estonia, Letonia, Eslovenia y Albania, entre otras -hoy incorporadas a la OTAN- es para Putin, inadmisible.

Curioso contraste de estos países al pasar de ser satélites de Rusia, a ser satélites de los Estados Unidos. Parece que no aprendieron mucho de su experiencia reciente.

Para nosotros los mexicanos también deberían ser inadmisibles los exabruptos del senador texano, quien alerta a su gobierno sobre la intolerancia del presidente López Obrador a la prensa nacional y particularmente sobre el “periodista” Loret de Mola a quien –afirmó- se le persigue. Pero lo importante es ¿quién se cree el texanillo para meterse en asuntos que solo nos competen a nosotros? ¿Qué autoridad moral, política o divina ostenta para hacer señalamientos de esta índole? ¿De qué está investido? ¿Qué o quién lo faculta para este atrevimiento?

Es probable que aliente su atrevimiento la relación probable o los compromisos con algunos personajes de la política en nuestro país, que buscan en el extranjero, cobijo y apoyo económico a su paranoica fobia a lo que llaman “populismo” y “autoritarismo”. Son los modernos Juanes Nepumosenos que han alentado la intervención de otros países en los asuntos internos de la nación.

La osadía del senador texano parece un despropósito, porque dudo mucho que el presidente Biden esté interesado en crear condiciones de inestabilidad el sur de su frontera. Primero porque el presidente mexicano goza de un respaldo popular sin precedentes en la historia del país y cualquier intento de contener sus políticas generaría una respuesta contundente de sus seguidores. Y segundo, porque en el contexto internacional, la atención está centrada en los acontecimientos de la confrontación ruso-ucraniana, de tal manera que el asunto mexicano pasa a un segundo o tercer término.

Sin embargo, no deja de llamar la atención la intentona de involucrar elementos extraños a la polémica nacional. Es un callejón de salida. Si no lo creen, pues pregúntenle a Maduro en Venezuela, a Evo Morales en Bolivia o a los Kirchner en Argentina, que fueron y son muy cuestionados por los gringos, pero ahí están y no hay para cuando se vayan.

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