Por: Manuel Basaldúa Hernández
El mayor defecto que tenemos los mexicanos es la falta de planeación cuando se trata de asuntos de carácter público y colectivo. La inmediatez, la visión de corto plazo y los intereses económico-políticos nos han puesto en la orilla del desastre.
Así lo podemos ver en el tema del agua para nuestra entidad. El agua como fuente de abastecimiento para su uso doméstico, industrial y agrícola. El agua como riesgo en las inundaciones por avenidas repentinas, falta de sistemas de filtración o captación. Exceso de pavimento y concreto hidráulico, sin idea de como cosechar agua, ni como usar métodos de filtración y aprovechamiento del agua de la lluvia. Y no tener idea, o darle importancia al agua como un elemento del círculo medio ambiental.
Tenemos un excelente y bello monumento dedicado al Marques de la Villa del Villar y del Águila, que ha sorprendido a propios y extraños por su loable postura al respecto. El Dr. Roberto Melville, especialista en antropología del Agua, del CIESAS, que fungió como mi director de tesis de maestría en antropología, cuando trabaje para estudiar el proceso de reubicación involuntaria de la población de la presa Zimapán. Mi maestro siempre se maravillaba de esta fuente y de la historia que le rodeaba al personaje en cuestión.
El marques puso suficiente dinero de su fortuna, no dinero público, no deuda, sino de su voluntad, para traer agua a Querétaro desde La Cañada. Y contribuir con ese majestuoso acueducto, que a pesar de que no se le da la suficiente importancia, es el monumento crucial de que nuestra ciudad carece de una fuente sustancial de agua. El Dr. Melville se maravillaba como el marques hizo lo contrario a lo que en la actualidad hacen hacen los gobernantes actuales, que usan dinero de la sociedad y que se abrogan el crédito de las obras. Me decía que era el monumento mas pertinente, y que debía ser ejemplo para los que aspiran o gobiernan esta ciudad.
La topografía en donde esta asentada la población, desde su fundación advertía de una serie de exigencias para la ubicación de avenidas de agua, sus piletas y fuentes que aun hoy se pueden observar, son los puntos clave para la distribución del agua, así como el manejo adecuado del rio, ahora convertido en un canal. Tales condiciones naturales y de conducción del agua por el hombre, no tuvo el suficiente impacto en las siguientes generaciones de personas, ni administraciones gubernamentales para elaborar un plan adecuado de los recursos hídricos.
Nadie quiso ver que el Estado se encuentra en el parteaguas continental donde no tenemos ríos que nos abastezcan, montañas con glaciares que escurran, no contamos con lluvias periódicas, constantes y suficientes, y además las capas de roca donde estamos asentados son poco permeables. Nuestra agua escurre hacia el golfo por un lado y al pacifico por otro. El agua subterránea era limitada. Nadie se asomo al futuro, ni administró adecuadamente su presente. La planeación sucumbió ante los planes gubernamentales inmediatos. No miraron al personaje que estaba en lo alto de la ciudad. Al marques de la Villa del Villar y del Águila.
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