Me Lleva El Diablo 27 de septiembre
Renovarse o morir, dice el dicho, muy aplicable en sus dos partes al Partido Acción Nacional y al Partido Revolucionario Institucional; el primero tiene aún un mes para cambiar su dirigencia estatal y el segundo está en ese proceso, aunque ya se sabe que será Abigail Arredondo, la excandidata al gobierno estatal, la que viene a enterrar al tricolor.
Renovarse es la oportunidad de Acción Nacional, y una vez que Guillermo Vega asumió la coordinación de la bancada panista en la LX Legislatura, una posición que se le concede a Ricardo Anaya, queda en claro que la dirigencia estatal va a ser para Mauricio Kuri o Pancho Domínguez.
Se va definiendo el camino en el PAN, y todo apunta a que, igual que en el PRI, y tal vez en Morena, podría ser mujer la nueva dirigente estatal.
Falta poco más de un mes para que tengamos el nombre, tal vez sea Sonia Rocha, por mencionar a una militante panista.
La cuestión era -antes del nombramiento de Guillermo Vega en la bancada panista en el Congreso del Estado- quién de las tres cabezas más visibles se quedarían con el control y dominio de la estructura y su militancia panista.
Ricardo Anaya por medio de Guillermo Vega presiono para quedarse ya sea con la dirigencia estatal, o la coordinación legislativa, lo que al final logró.
Ahora ya sabemos que en la dirigencia estatal del PAN va una o un incondicional afines al aún gobernador del estado, o al gobernador electo: no hay de otra.
Nombres de aspirantes los hay: ahí en la terna Martín Arango el actual secretario general del CDE, que tiene una gran filia con el grupo que llegará al poder con la nueva administración.
Igual compite Tonatiuh Cervantes Curiel, todos saben de su cercanía con Pancho Domínguez, lo mismo que Isaac Jiménez, regidor electo en el Municipio de Querétaro.
Compite y quiere también- sin muchas posibilidades- Eduardo Loyola Vera, hermano del exgobernador y actual diputado federal Nacho Loyola, figura cercana a un panismo que quiere recobrar los orígenes democráticos de Acción Nacional.
Todo indica que el relevo en el PAN esta “planchado”, sea quien sea el impuesto o impuesta, que no electo o electa, seguro que no va a haber fractura, la unidad interna esta asegurada al repartirse por cuotas el Poder.
Será en el mes de octubre cuando se dé la definición, y entonces sabremos quien se queda con el partido si Mauricio Kuri – que no es panista ha dicho-, o Pancho Domínguez, porque a Anaya ya le pagaron con la coordinación de la bancada panista en la Legislatura.
En el PRI parece que la máxima es no renovarse, mejor morir, porque después de la pasada y desastrosa elección para los tricolores parece que solo queda perder el registro en el 2024.
Perdieron la elección, en todos los sentidos, y ahora se empeñan en perder – desde la dirigencia nacional- lo que queda de partido con la imposición en la dirigencia estatal de la excandidata al gobierno estatal, la incondicional de Pepe Calzada, Abigail Arredondo.
Dijo la “candidata” a la dirigencia estatal, en su registro para ello, que el PRI será un partido de puertas abiertas, lo que no aclaro es que serán abiertas para que salgan del tricolor los pocos priístas que valientemente se atreven a seguir militando ahí.
Todo apunta a que el PRI que viene será solo comparsa y validador de las acciones del gobierno estatal, y de los municipales.
La complicidad puede más que la militancia, eso esta más claro que el agua de Tlacote.
Renovarse en el PAN, morir en el PRI, renovarse y morir, he ahí el dilema.
Mientras en Morena, serenos morenos, adormilados, pasmados, sin existir, dormidos en unos laureles que no tienen, desperdiciando a su valor más representativo que es Gilberto Herrera, y sin embargo le van a entregar la dirigencia estatal al grupo de Celia Maya.
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