Me Lleva El Diablo 12 de agosto
La victoria y el fracaso son dos impostores y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén, así dice el gran Rudyard Kipling, y que mejor frase para ilustrar la confrontación que se vive al interior del Partido Acción Nacional en la renovación de su dirigencia nacional.
Dos grupos, uno que saldrá con la victoria y el otro tendrá un fracaso rotundo, no hay medias tintas, a pesar de que logren “consensar”, “acordar”; uno va a fracasar, porque esta en juego no solo la presidencia del CEN panista, sino que esta en juego todo el paquete de candidaturas del 2022 y principalmente la del 2024, la de la Presidencia de la República.
La vitoria tiene nombre: candidato a presidente de la República.
Dos queretanos, o por lo menos políticamente crecidos queretanos, se confrontan.
En una esquina un fajador con estilo técnico, el Gobernador Francisco Domínguez, que tiene como estrategia cobrar la factura de las llamadas alianzas con el PRI y el PRD, alianzas en las que nunca estuvo de acuerdo, ni el en el 2018 ni en 2021.
Cierra la pinza mostrando sus cartas: sin alianza en Querétaro el PAN ha ganado; ganó en el 2021 Mauricio Kuri la gubernatura, ganaron casi todas las presidencias municipales, todas las diputaciones federales, y casi todas las locales.
Pero se le olvida que en el 2018 el PAN perdió en la entidad la elección más importante, la de presidente de la República ante Andrés Manuel López Obrador, y la perdió precisamente con Ricardo Anaya como candidato del PAN en alianza con el PRD, y dos diputaciones federales y varias locales.
Es precisamente Ricardo Anaya, el otro queretano que se encuentra en la esquina opuesta, como mánager del actual dirigente nacional Marko Cortés, que busca la reelección.
A decir verdad, la confrontación es Domínguez versus Anaya; la propuesta de que el PAN vaya sin alianzas, y la propuesta que defiende las alianzas, y como premio la candidatura del PAN al gobierno federal.
No es momento de triunfalismo, dijo Francisco Domínguez Servién el sábado pasado durante su participación en la Sesión de Consejo Nacional, ahí aseveró que luego de los resultados de la elección de junio de este año es necesario que el partido reflexione y haga proceso de integración de la totalidad de las corrientes políticas internas.
Es de recordar que el mandatario estatal busca dirigir la presidencia de su partido a nivel nacional, luego de dejar su cargo como titular del Poder Ejecutivo del estado el 30 de septiembre de este año.
Criticó las alianzas: “La primera es la imperiosa necesidad de abrir al partido e incluir a todas las corrientes, así como a ciudadanos que comulguen con nuestros principios; es urgente regresar a las asambleas y convenciones con miembros activos”.
Así, el gobernador urgió a regresar a las asambleas y convenciones con miembros activos del PAN frente al proceso de renovación de su dirigencia, mediante un Comité Electoral como resultado de un proceso democrático y no como una propuesta directa del actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional.
Tras la sesión del Consejo Nacional del PAN, el gobernador consideró que las alianzas han “costado caro al partido”.
La estrategia mediática del mandatario inicio a través de un mensaje en Twitter, sobre sus consideraciones por la sesión del Consejo Nacional del PAN.
El lunes y martes le dieron rienda suelta a la estrategia mediática y lo dicho por el mandatario fue replicado en por lo menos 10 columnas políticas de los diferentes medios nacionales, y que decir de los de Querétaro, donde todos destacaron la severa critica al CEN panista actual.
La punta de lanza, ya lo dijimos: no a las alianzas con otros partidos.
Pronto encontró respuesta en medios locales, por vía del diputado local incondicional de Ricardo Anaya, Pepe Báez, quien señaló que sí, que las alianzas van en Acción Nacional, con otros partidos y actores políticos diferentes al PAN, que son necesarias.
No tuvo repercusiones nacionales el señalamiento, no las requiere Anaya, lo escucho y lo leyó quien tenía que leerla y escucharlo, es decir el mensaje fue directo en el estado donde manda Francisco Domínguez.
Pero la estrategia de Pancho Domínguez no es solo mediática, ni va solo.
Tocando fondo la confrontación entre Domínguez y Anaya, salen otros actores menores, otros “aspirantes” a la dirigencia del PAN, la diputada federal Adriana Dávila y Gerardo Priego, que exigieron al dirigente nacional, Marko Cortés, qué renuncie a su puesto para que compita contra ellos en igualdad de condiciones.
Advirtieron que, por su cargo, “todo el Comité Ejecutivo Nacional y los órganos del partido” están operando al servicio de Cortés en este proceso de reelección: y qué tiene, y qué tiene diría el otrora Joven Maravilla.
“Vemos que hay toda una intención no sólo de reelección, que está en su derecho, sino de la forma en la que está actuando. Nos preocupa”, advirtieron.
Piden que en este proceso haya equidad, pero seguramente se quedarán esperando.
No así Pancho Domínguez, que es de armas tomar y ha demostrado ser un político practico, con la piel curtida, aunque no es lo mismo un competencia estatal, que las ligas nacionales, a pesar de que en la estrategia que implementa le embarre a Marko Cortés – léase Ricardo Anaya- el cúmulo de malos resultados del PAN, que por ciento es culpa de todos los panistas en el ámbito nacional, entre ellos sus compañeros gobernadores en activo.
Entonces, a quién le va: ¿A Pancho Domínguez o a Ricardo Anaya?
¿O a la debacle del PAN en el 2024?, sino logran salir bien librados de su proceso interno.
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