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Manuel Basaldúa Hernández

 

Una frase bonita apareció en las redes: “Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado, y la ciudad, que es el hogar público.” Y agregó una pregunta muy pertinente: ¿Qué tenemos en común?, responden ahí mismo; la ciudad. La autoría es de El Instituto Queretano del Transporte en su cuenta oficial.

 

¿Quiénes comparten en común la ciudad? Aquellos que, en tiempos adecuados, salen a sus centros educativos. Los que usan los espacios públicos, quienes acuden a generar los centros de abastecimiento y las vías de comunicación, y desde luego quienes la habitan para su morada.

 

Para ello usan los espacios públicos, los servicios administrativos, las áreas comerciales y laborales, y para ello requieren y usan las vías de movilidad y transporte. Hasta aquí, la armonía y el equilibrio sería un resultado natural de esta forma de convivencia y de que la ciudad es nuestro hogar público. Pero hay varios aspectos que deben atenderse de manera cuidadosa y a profundidad, porque de no ser así se convierten en un problema público que la ciudadanía y su gobierno son los responsables.

 

¿Porqué la ciudadanía? Porque no plantea sus exigencias de acuerdo a las circunstancias y a los resultados de los hechos que los aquejan. ¿Porqué el gobierno? Porque es la instancia que debe buscar, plantear y ofrecer garantías de seguridad y buen servicio a sus gobernados.

 

Uno de los temas recurrentes que se han hecho sentir, a medida que la ciudad crece, es la movilidad. Y se ha hecho presente en los sucesos de la carretera 57. En esta vialidad se pone más transitada y el riesgo es exponencial para quienes transitan por ahí. ¿Cuál es el problema? El problema es el paso de camiones pesados de doble remolque, trailers que atraviesan la ciudad sin un cuidado adecuado, y que saturan frecuentemente la carretera, y además provocando accidentes constantes, muchos de los cuales son de consecuencias fatales.

 

El periodista Adán Olvera así lo describía en una de sus columnas al respecto: “Familias queretanas están poniendo los muertos, así de grave como suena. Son los accidentes que están ocurriendo en la carretera México-Querétaro, en su tramo urbano que cruza desde el monumento a Conín hasta Plaza Galerías; el transporte pesado que se niega a salir de la ciudad, por más esfuerzos que hagan las autoridades municipales, con la iniciativa de moverlos por las carreteras libramiento; los transportistas insisten por diversas causas en pasar por la zona urbana.” (Diario de Querétaro, Ago,5,2021)

 

¿Quiénes deben resolver este problema? El Gobierno Municipal es el primer responsable de este problema, ya que debe hacer una gestión adecuada y exitosa para que el Gobierno Federal contribuya a esta solución, y desde luego, el Gobierno del Estado debe coadyuvar a que se evite el paso del transporte pesado por esta via totalmente urbana.

 

La otrora “carretera del TLC”, la carretera No. 57 que conecta a la Ciudad de México y la Ciudad de Laredo, Texas fue vista como una arteria nodal para el intercambio comercial entre Estados Unidos y México. Su trayecto cobró importancia toda vez que el sistema ferroviario de transporte de mercancías ha sido poco eficaz y al que se le ha apostado menos, y tampoco se le ha invertido. La carretera fue la opción, pero tampoco ha sido abordada de manera adecuada. Los transportistas para incrementar sus ganancias y sus ahorros agregaron mas peso y cajas secas, y dobles remolques a sus unidades. Pero no ha sido lo único, las ciudades por las que atraviesa la carretera 57 han crecido, como es el caso de Querétaro, y han quedado atrapadas en la mancha urbana. Combinación nada favorable para ninguno de los protagonistas: ciudad y transporte pesado.

 

Se ha identificado el tramo de la llamada “cuesta china”  hasta la salida a San Luis Potosí que es donde originalmente corre la 57 y que pasa por Jurica y Juriquilla en ese espacio llamado Boulevard de la Nación, así como su bifurcación Celaya cuota, zonas de alta concentración urbana y denso tráfico ciudadano que se mueve en vehículos particulares y transporte público. Pero la zona conurbada sigue creciendo en todo ese corredor en la que se ha convertido la carretera Querétaro-México, y la densidad urbana avanza y hace de esa vía un problema sin fin. La interconexión de la 57 es un verdadero dolor de cabeza.

 

En el caso de Querétaro, el problema es palpable y lamentable, las unidades pesadas dañan la carretera y ponen en constante riesgo a los ciudadanos, la planeación de movilidad y su gestión es una asignatura pendiente para las autoridades. ¿Cuántos accidentes más deben ocurrir para que se considere esto como un problema de alta prioridad? ¿Cuántas muertes más se necesitan para que se ponga solución a este problema? ¿Quién es el verdadero responsable de que no se solucione; el gobierno municipal o el Gobierno Federal? La pregunta del IQT tiene una respuesta incompleta: autoridades, ciudadanía y transportistas no tienen nada de común en la ciudad bajo estas condiciones de vialidad de riesgo. La vida cotidiana en Querétaro, en cuestiones de vialidad no tiene nada de cotidiana, sino el riesgo.

 

 

 

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