Por: Manuel Basaldúa Hernández
En Querétaro existe un monumento muy popular entre los queretanos de antaño: “Los Toritos”. Quienes fuimos alumnos de la prepa sur lo teníamos como inmediata referencia geográfica en las inmediaciones de la colonia Burócrata, al final de la avenida Corregidora sur. ¿Que significado tenía este par de bureles?
A finales de la década de 1970 este monumento le daba la bienvenida a quienes asistían a la Feria Ganadera y su Centro Expositor, al fondo del circuito “Moisés Solana”. Dicho sea de paso, es un edificio que aún se conserva integro con sus naves que servían para la exposición de reses, industria, y actividades industriales, así vemos los vestigios de lo que era el Palenque para la pelea de gallos, además de su anillo expositor. Dicho conjunto de edificios hoy alberga a los Tribunales de lo Familiar.
“Los Toritos”, en realidad son dos reses machos que muestran bravía y cuerpos sólidos. Una estupenda estampa atrapada en ese monumento, donado gentilmente por familiares de Manuel Ysita asentados en el Estado de Guanajuato a la Feria Ganadera de Querétaro.
Este monumento simboliza la vocación rural, agrícola y ganadera de la región más influyente del centro del país que es El Bajío. Su vida cultural y su idiosincracia era campirana, no obstante el empuje industrial que estaba teniendo en algunas ciudades importantes de esta área, principalmente la ciudad de Querétaro.
Además de esa vocación campirana los terrenos del bajío también albergaban la cría de toros de lidia en el Municipio de Tequisquiapan y San Juan del Río en Querétaro, y las ganaderas rumbo a San Miguel de Allende en el Estado de Guanajuato.
En Querétaro se tienen referencias de una pequeña plaza de toros que se ubicó en un área de lo que hoy es la Calzada Zaragoza y la calle Juárez, a un lado de una improvisada central de autobuses de pasajeros. Más adelante, se construyó formalmente la Plaza de Toros Santa María por los rumbos de la carretera a Celaya y la salida a El Pueblito.
La “Santa María” no era solo una plaza de Querétaro, era una referencia nacional con sus corridas que luego se hicieron tradicionales junto con la de Tlaxcala, Aguascalientes, Zacatecas y de otros estados vecinos. Carteles con toreros que triunfaban en la Plaza México y que además eran acompañados por toros de ganaderias importantes del país.
Hoy en día Querétaro ya no tiene esa vocacion ganadera, campirana y rural pero sigue conservando esos vestigios. Ya no es tan tradicional en sus fiestas religiosas, pero mantiene algunas prácticas de grupos que celebran a sus santos y a sus fiestas patronales. Estas prácticas tienen un reto; enfrentar a los defensores de los animales que tratan de imponer sus puntos de vista. No a las corridas de toros ni los cuetes de las celebraciones.
La fiesta “brava” y la religión católica eran pues, parte esencial de esa vida social y cultural que prevalecia en Querétaro y el Bajío. Lo sigue siendo aunque de manera soterrada. Recordamos con agrado aquellas emotivas emisiones radiofónicas del Padre Morales de su programa dedicado a los toros, y que organizaba las “pamplonadas” en el Barrio de Santa Ana. La Plaza luce un gran tallado de madera con una virgen en la parte oriente, así como una capilla para los “matadores”. Ya ni se diga ese homenaje a la fiesta brava del expendio de tortas en la calle 5 de Mayo “Las Tortugas” con su museo estival y las grandes cabezas de los toros de corridas emblematicas.
Aquí quiero dividir en dos la siguiente parte de este breve escrito; la primera relacionada con la cultura taurina, y la segunda con lo que se conoce como patrimonio industrial, en relación a las noticias que se han vertido sobre la supuesta demolición y consecuente desaparición de la Plaza de Toros Santa María.
Dice Serafín Ríos Elorza de El Colegio de Tlaxcala, a proposito de un articulo que escribio sobre el turismo taurino como estrategia de conservación para un patrimonio en riesgo, que en México se ha conservado un complejo de conocimientos y creencias relacionados con la crianza del toro bravo.
Este autor refiere que “los toros bravos han sido parte de un culto ancestral, relacionado con un Dios totémico, los antiguos griegos, árabes, judíos, cartagineses, góticos, romanos, cristianos y gitanos, lo colocaron en un sitio de honor, y como una herencia milenaria, incluso transcultural”. Una costumbre mediterranea, que con la conquista y colonizacion se convirtio en trasatlantica, lo mismo que la actividad especializada de la crianza de toros bravos con la cual buscaban resaltar la bravura, la estampa y la nobleza al embestir que se concretaba en esa festividad llamada toreo. La lidia a pie, dio forma a esa costumbre de la tauromaquia, que se asentuo en España con el cultivo, vamos a decirle asi de los toros bravos.
Los datos refieren que fue en 1529 la primera corrida de toros en la ciudad de México en honor a San Juan Bautista, posteriormente fue en la segunda mitad del Siglo XIX que se inicio la crianza de toros de lidia en México con ganaderias especializadas. La primera ganadería fue la llamada “Atenco” que sintetizó mucho de lo aprendido en España y sus regiones principales dedicadas a los toros de lidia. “Atenco” como otras, destacaba rasgos particulares de sus toros como tamaño, peso, estatura, conformacion de tronco, cabeza, cuellos y cornamenta.
Esta práctica de la lidia de toros desencadenó en nuestro país una serie de manifestaciones artisticas en la pintura, la escultura, el baile, la danza, la gastronomia, la música, la poesía, la literatura y la busqueda de canones estéticos y la concentración de emociones en las corridas mismas. Sin dejar de mencionar la estrecha vinculación con los aspectos religiosos y politicos que se generaban dentro del seno de la sociedad. Además de representar una importane industria del espectaculo y esparcimiento para diversos grupos sociales.
La historia reciente de Queretaro está intimamente ligada a esa cultura taurina, que dificilmente desaparecera del todo en la actualidad. Es por eso que cobra importancia el siguiente punto.
En Europa se la venido considerando el rescate de inmuebles, edificios y espacios que antes albergaban importantes actividades industriales o de interes social. A este movimiento se le conoce como “patrimonio industrial”. Si bien este rescate es muy moderno, es decir, de finales del Siglo XX y principios del Siglo XXI, esta idea ya se venía ejerciendo desde el tiempo de la Ilustración.
El conjunto arquitectonico de interes se ha venido rescatando de manera destacada en las ciudades mas importantes de los paises europeos, y esto también se ha venido haciendo en algunos lugares de México. Y para el rescate, es decir la conservacion de los edificios o construcciones han sido aquellas destinadas a la mineria, la textileria, la construccion naval, la agroalimentaria y que tienen tambien un interes del paisaje urbanistico y arquitectonico.
Este ultimo aspecto considera tres puntos: poseer un interes en función de su valor historico, típico o pintoresco. Formar parte de. Un conjunto coherente del paisaje y servir como una delimitación geografica de la zona urbana.
El interes del patrimonio industrial aboga por un futuro para el pasado. La Plaza de Toros Santa María cumple con estos aspectos. No solo es un edificio que ya no sirve para el propósito que se construyó, sino que es un referente arquitectónico y simbólico de un pasado reciente. Que es el preservorio de la memoria y cultural queretana. El rescate de la vieja estación del ferrocarril por el barrio del Tepetate, y la Textilera El Hercules de aquella “República Hermana” entre otros, son claros ejemplos de lo que se puede hacer con el edificio.
Más allá de las filias y fobias que despierta la “fiesta taurina” y la charrería, y aunque sus detractores no lo acepten, no dejan de ser referentes de una serie de practicas culturales que son el reservorio de una idiosincracia vigente. Ante la oleada urbanistica de modernización que esta siendo sometida la ciudad, y las nuevas posturas ideológicas muchos, no se atreven a defender el patrimonio industrial, y otros buscan sustituir cristales y concreto cediendo paso a centros comerciales en detrimento de un pasado que identifica a nuestra entidad.
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