Me Lleva El Diablo 18 de junio
Provocador, como siempre, el presidente pone la agenda a la oposición que irracionalmente le sigue el paso.
Desviando la atención Andrés Manuel López Obrador trae de la gamarra a sus adversarios y los hace caer en su trampa mediática al poner la agenda, una lejana agenda política con dos temas: sus propuestas de reformas constitucionales, a discutir en los próximos ¡3 años¡, y con la descalificación de candidatos de oposición a la presidencia de la República para el 2024.
Y todos caen en la provocación, y se apuran, se aplican a contestar al mandatario de manera irracional, sin pensar que es una trampa mediática para no discutir problemas de fondo que afectan al país, como lo es la inseguridad, por ejemplo.
Después de la elección del seis de junio pasado, el presidente está más lejos de conseguir reformas constitucionales, su partido solo, Morena, no tiene ni mayoría simple, menos la calificada que requieren las reformas constitucionales. A pesar de ello el presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado tres reformas constitucionales para la segunda mitad de su sexenio.
La primera sería para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) recupere el monopolio de la industria eléctrica del país. La segunda es una reforma que reestructuraría al Instituto Nacional Electoral, bajaría el financiamiento público a los partidos y, quizá lo más importante, eliminaría a los diputados y senadores de representación proporcional, los llamados plurinominales. Finalmente, la tercera, integraría a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
De las supuestas reformas constitucionales, para empezar, hay que reconocer que los cambios que quiere López Obrador son populares.
La gente estaría de acuerdo con restaurar el monopolio de la CFE si esto significara una baja en las tarifas eléctricas -aunque el Estado tenga que subsidiarlas a través de nuestros impuestos-. En cuanto a lo electoral, ya sabemos que a la ciudadanía le fastidia el altísimo financiamiento que reciben los partidos del erario y odia a los legisladores plurinominales.
Finalmente, la gran mayoría de los mexicanos respetan, apoyan y quieren a las Fuerzas Armadas y no tendría problema alguno en que éstas se encargaran, de una buena vez, de la seguridad pública del país, considerando lo podrido que están las policías estatales y municipales, verdaderos bastiones del crimen organizado.
Es claro y obvio que el presidente va a aprovechar estas percepciones.
Y si efectivamente no logra obtener los votos para aprobar sus reformas, con toda seguridad dirá que él trató de hacer estos, cambios por el bien del pueblo, pero que los conservadores, se lo impidieron.
De esta forma, aun si perdiera en el Congreso, el presidente podría ganar ante la ciudadanía, con su buena narrativa de lo sucedido.
Por eso digo que esto podría ser una buena jugada política de López Obrador.
Depende, en todo caso, de quién gane la narrativa de aprobar o rechazar las tres reformas. Pero lo único cierto es que en medio quedaran para bien o mal los legisladores federales.
Por otra parte, sale a dirigir las campañas del 2024, y provocador en su mañanera se refirió a los posibles candidatos a la presidencia de la República para el 2024, pero no de Morena, su partido, sino de la oposición y puso a jugar a muchos. a ninguno de los que serán: Claudio X. González, Margarita Zavala, Gabriel Quadri, Diego Fernández de Cevallos, Miguel ángel Osorio Chong Carlos Loret de Mola, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín.
Y claro no le dio juego al que hasta el momento se ha destapado para ser candidato y que anda en campaña, Ricardo Anaya, ni a los gobernadores con buenos resultados electorales como el de Yucatán, el de Querétaro, Pancho Domínguez, o el de Jalisco.
A todos los apuntó para reforzar, para dejar en evidencia, el que la oposición no tiene a nadie para competir en 2024.
Y ahí tienen a toda la oposición desgarrándose las vestiduras por estos dos temas, que no son más que, en estos momentos, cortinas, bolas de humo que no dejan ver la realidad de México, y todos caen en la trampa. Pobres.
Deja una respuesta