Me Lleva El Diablo 17 de mayo
Nuevamente, los principales candidatos a la gubernatura en Querétaro, bajaron el lento paso que traían en sus campañas, a fin de aprovechar ese tiempo para preparar las intervenciones que tendrán el próximo jueves 20 de mayo en la sede del Club de Industriales, en donde se realizará el segundo debate oficial, que (des) organiza el IEEQ.
Después de este evento los partidos y candidatos estarán entrando en la etapa final de la campaña, al preparar sus respectivos cierres de campaña y alistarse para el 6 de junio, día de la elección. Les quedan 16 días de campaña y 19 para la elección.
La elección de junio constituirá también, para todos, un auténtico ejercicio colectivo de responsabilidad ciudadana que exigirá de todos y cada uno mucho más que el solo marcado y depósito del sufragio en las urnas.
Es una elección marcada por la polarización y la dispersión del voto. El escenario no es mejor ni para el PAN ni para Morena, mucho menos para el PRI, al menos en la entidad.
El PAN, se la lleva tranquila, sin oposición enfrente repite alineación en la mayor parte sus posiciones, arriesgándose al fastidio de los electores de ver las casi siempre mismas caras, mism@s candidat@s, pero con la ventaja de estar en el poder y que presentan una imagen de partido unido y fuerte, aunque sea por intereses de grupo, pero unido. Aprendieron la lección que les dejo la elección del 2009.
Morena que se esperaba fuera una propuesta fuerte, va de mal en peor, sus candidat@s, la mayoría, empezando por la candidata al gobierno estatal, vienen de un proceso opaco, donde las denuncias, la división, las imposiciones, fueron, ahora sí como dice el dicho, el pan de cada día.
Montados en la marca Morena, las primeras semanas, 6 o 7, han sido un desperdicio, sin permear en el electorado, esperando un milagro de los indecisos, Celia Maya llega al final dando patadas de ahogada, pidiendo, proponiendo a los demás partidos que se sumen a su “proyecto”, obvio es decir que recibió un rechazo unánime.
Va su etapa final de campaña, 19 días, con un supuesto cambio de “imagen” – ¿tenía imagen, comunicación social y política? ¿tiene? – y tratando de minimizar su falta de empatía en las redes sociales se ridiculiza y sale bailando, digo si eso es bailar; por si eso fuera poco, desde el gobierno federal aseguran que Querétaro será “difícil” ya no de ganar, sino de competir.
Al PRI le va peor que a Morena, pues la semana pasada su dirigente nacional, el tal Alito, Alejandro Moreno, fue claro al decir a la prensa nacional que la entidad, Querétaro estaba perdido para ellos, es más dijo que Kuri va de gane, así lo dijo.
Luego entonces, la oportunidad, no de ganar, sino de crecer, de obtener algunos puntos más provenientes de los indecisos, de los votantes cansados por las repeticiones del PAN, por el desmadre de Morena y por la falta de credibilidad del PRI, deberán de ser los chiqui-partidos.
Ahí podrían crecer en votación Miguel Nava Alvarado de RSP, Bety León de MC y Juan Carlos Martínez de Fuerza Por México, alguno de ellos, o tal vez en ese orden, podrían llegar a dar el campanazo y posicionarse en el tercer lugar.
Ahora bien, todos llegan al debate en un escenario polarizado, donde se posiciona el discurso del “fraude electoral”, que desde el gobierno federal se difunde.
Le decimos que desde ya se promueve el discurso del “fraude electoral”, todo porque que Morena no se les están presentando las cosas como esperaban.
El único precedente mundial en que, desde el poder del gobierno, se denunció anticipadamente un fraude y luego se desconocieron los resultados de la elección es el de Donald Trump en 2020.
Ahora, lo insólito y preocupante es que las denuncias de fraude últimamente provengan no sólo de candidatos derrotados, generalmente ubicados en la oposición, sino que sean promovidas por el partido hoy gobernante y, con frecuencia, por el propio presidente de la República.
Tales denuncias se repiten machaconamente, aunque carezcan de pruebas, tratando de sembrar desconfianza en las leyes y las autoridades electorales.
Escenario sumamente peligroso, pero que solamente beneficia a un partido, al partido en el poder federal.
Hay una campaña de propaganda en contra de los órganos constitucionales autónomos, empezando por el Instituto Nacional Electoral, como si se quisiera volver a los tiempos en que las elecciones eran dirigidas desde la Secretaría de Gobernación y todas las funciones estatales se concentraban en el Poder Ejecutivo.
Es probablemente cierto – como lo pregonan en Morena- que antes del Gobierno actual hubiera más corrupción, pero nadie votó en el 2018 para que se robara “menos” ni para que hubiera una corrupción “diferente”
Además, como lo dicen un día sí y otro también los de Morena, y que por supuesto era y es una verdad incuestionable: el país que tras de sí dejaron los gobiernos priístas y panistas —no hay ni habrá forma de diferenciar a los unos de los otros— era una ruina, un lugar desolado por la corrupción, la violencia, el abuso, el asesinato, la desaparición, las violaciones, las ofensas y la indiferencia.
Pero tampoco se voto en 2018 para que las cosas siguieran igual o peor, por ejemplo, en el caso de la violencia.
“No se puede cambiar un país de la noche a la mañana”, dicen para justificar la falta de resultados desde el gobierno federal, y que en los estados lo replican los fieles a AMLO, los candidatos, en este caso candidata al gobierno estatal.
Pero lo anterior no es argumento, no justifica difundir el discurso polarizante que cura en salud la o las posibles derrotas de Morena.
Los candidatos deben de entender que toda victoria incuba una derrota, sobre todo cuando el vencedor la quiere absoluta.
Como le está sucediendo a Morena, que teniendo en sus manos el triunfo, todo dependía de su proceso interno, lo deja ir por ejercer el poder absoluto en la selección de sus candidatos, no solo en Querétaro, sino en la mayor parte del país.
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