LOS PARTIDOS EN QUERÉTARO: NO SON IGUALES, PERO SON LO MISMO

Me Lleva El Diablo 19 de marzo

Vaya democracia hemos construido, la ideología de los “políticos” locales se limita, pues, al pragmatismo y el oportunismo, a tejer la “tenebra” para seguir en el negocio de la política, con acuerdos con “amigos” ya sea de un partido de derecha o de izquierda o sin identificación ideológica.

La semana que terminó fue con la renuncia de candidatos, militantes, de diferentes partidos: unos para sumarse a otra opción electoral y otros por falta de convicción o porque midieron sus alcances y vieron que no representan realmente lo que les hicieron creer se “retiran”

De la izquierda a la derecha, del centro a la izquierda o a la derecha, a dónde convenga se mueven los políticos aldeanos de Querétaro.

Así Adolfo Ríos, el candidato de Morena en la pasada elección a presidente municipal de Querétaro, que casi gana, y digo casi porque no gano; se cotizó creyendo que traía los votos con él en esta elección.

Nada más falso: Adolfo Ríos ya no era opción, a pesar de ir con dos partidos, a los que dejó colgados: El PVEM y Movimiento Ciudadanos, partidos que parece están destinados a desaparecer en la próxima elección.

En el PRI las cosas no van mejor: renunció Manuel Pozo Cabrera, un priista que se decía era de “toda la vida”, y ya vimos que no, que pueden más las complicidades y los intereses que la convicción y se fue al PAN.

Pero no fue el único, ni va a ser el último priista que renunciara: de manera callada se han salido ya muchos militantes tricolores como Leticia Mercado, Pedro Morales; y otros operadores de toda la vida que ven como su partido es controlado a mando a distancia.

Es más, le adelanto que la próxima semana otro racimo de priistas caerá del tricolor, para sumarse a otra opción política, que no es ni Morena ni el PAN.

Otro partido que se desmorona y perderá su registro es el PES, su militancia se sumó a Redes Sociales Progresistas.

Otro más que se morirá en el intento, es Fuerza Por México, muchos militantes, no sus dos dirigencias, sino sus simpatizantes y militantes de calle se sumarán a otra opción electoral la semana que entra.

De hecho María de Jesús Ibarra deja la precandidatura a la presidencia Municipal de Querétaro por Fuerza Por México.

 

Y de Morena igual, en el momento en que den a conocer los nombres de los candidatos locales, principalmente a ediles en Querétaro, Corregidora, el Marqués y San Juan del Río, iniciará el éxodo.

Del PAN basta decir que calladamente panistas se suman a otras opciones, que no salen del closet electoral por temor a la represaría, pero no van a ir con el PAN, no por lo menos con su voto.

En realidad, este escenario de partidos es una tragedia que desvirtúa el sentido de la democracia, sucede por un motivo muy simple: nuestra clase política podrá desgañitarse jurando que tal partido o candidato o candidata “son diferentes” y “representan el cambio”, pero en el fondo se trata de la misma gente que da vueltas en círculos, de bancada en bancada, de gabinete en gabinete, de partido en partido.

Y que, por medio de redes de familia, amistad y negocios, se las arregla para mantenerse en el juego: una maquinaria que funciona desde hace decenios y convierte a cada nuevo militante en un recluta acrítico, ladino y lambiscón en tiempo récord.

No son “chapulines” a ciegas: saltan de un grupo de poder a otro para alcanzar a sus parientes, cuates y socios según convenga a sus intereses.

Lo lógico es esperar que Morena o el PAN ganen las elecciones del próximo 6 de junio.

Pero sus enormes pifias derivadas de su vulgar ambición y, sobre todo, la obsesión autoritaria por satanizar y criminalizar a sus críticos (sean estos el feminismo, la prensa, la academia, etcétera) elevará a las nubes el costo de lo que se les pide por votar a sus simpatizantes.

Y el costo es que la lucha electoral será entre 4 partidos, no entre 2 o 3, como han querido impulsar desde estos tres partidos: PRI, PAN y Morena, que en el fondo son los mismo, con matices, pero lo mismo.

 

Así hay panistas que quieren ser candidatos de Morena, priistas que son candidatos del PAN, panistas dentro del PRI y Morena, y morenistas que dentro de poco los veremos en otros partidos.

Son los mismo que se quieren quedar con todas las candidaturas, aunque se digan de uno u otro partido.

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