Neon

Luz Neón 175

Manuel Basaldúa Hernández

 

Luis Bernardo Nava, Alcalde del Municipio de Querétaro participó en el Foro sobre Políticas urbanas en la sede de las Naciones Unidas en EEUU. Antonio Guterres, secretario general de las ONU ha señalado que las ciudades deben ser más inclusivas, estas, dice “son fundamentales para prácticamente todos los retos que enfrentamos, y son esenciales para construir un futuro más inclusivo, sostenible y resiliente”, para lo cual se tiene pensado que haya un crecimiento del empleo verde, brinden mejor salud y una mayor igualdad. Guterres agrega que “las ciudades no pueden hacerlos solas. Necesitan un apoyo más coordinado de todos los niveles de gobierno, asociaciones más solidas con el sector privado y la sociedad civil, y un mayor espacio fiscal y político para llevar soluciones a escala”.

Me imagino que en esas salas de la Ciudad de Nueva York lucieron enormes imágenes en carteles de ciudades con grandes avenidas llenas de árboles, limpias, con banquetas amplias, y con una infraestructura urbana amigable con el peatón y con el poco tráfico de autos en sus calles, con edificios inteligentes y no contaminantes. Todo relumbrante y armónico en este evento a donde asistió Luis Bernardo Nava en representación del Gobernador Kuri.

Nada más alejado de la realidad todo ese escenario. Las ciudades en el mundo experimentan una difícil situación donde la basura, el denso tráfico, el mar de concreto, cristales y pavimento se encuentra por doquier. En México, por su parte, un modelo de urbanización sustentable y que apoye esos elementos que señala Guterres está lejos de ser posible.

La Ciudad de Querétaro podría parecer un paradigma de las ciudades de la República Mexicana: la ciudad que imaginan los gobernantes, la ciudad a la que se enfrentan los candidatos a puestos de elección popular, la ciudad a donde se dirigen los inversionistas nacionales o transnacionales, la ciudad de los desarrolladores inmobiliarios, y al último los habitantes nativos y los inmigrantes que experimentan el nivel de urbanización y de ciudad que construyen a diario. Una ciudad compuesta por muchas ciudades, como las capas de una cebolla.

La versión que se fue a mostrar a las Naciones Unidas por el Alcalde de Querétaro a decir por sus palabras, es una versión de ciudad modelo, muy optimista y sustentable. Pero los habitantes tienen a su ciudad llena de basura, que a medida que se alejan del Centro Histórico crece en montones, muchas veces añejada por el olvido y que se conjuga con las aguas de las fugas. Razón por la cual los peatones tienen que caminar en el arroyo de la calle, banquetas fragmentadas, angostas, llenas de postes, letreros, medidores y registros de cables eléctricos, por calles divididas por el señalamiento para el tránsito de autos y ciclovías infuncionales. Con un sistema de movilidad y su transporte publico poco eficiente, con flora decorativa que ha desplazado a la endémica y no ayuda al cambio climático, con zonas de inundación o con falta de suministro de agua potable, entre otras muchas calamidades o necesidades urbanas.

Pero también nos encontramos con una ciudadanía que poco aporta o ayuda a construir una ciudad bien organizada, una ciudadanía que genera y tira basura a diestra y siniestra, a cualquier hora del día sin respetar los horarios de los recolectores, que tira basura en los drenes, los ríos, los arroyos, las banquetas, las esquinas; una ciudadanía que no obedece las señales de tránsito, no porque este motorizada, sino que se atraviesa por doquier, pone puestos en las banquetas, que no cuida sus parques y jardines, contribuye a la depredación de áreas de reserva territorial, entre otras afectaciones a la convivencia social de una ciudad.

Todos aspiran a su ciudad para sí, y no para la colectividad donde asuman una responsabilidad y acuerdos de un contrato social que lleve a la armonía y la convivencia, que haga disfrutable y sustentable el espacio comunitario y la construcción de un territorio armónico. El Foro sobre políticas urbanas de las Naciones Unidas debe dejar de ser el centro de presunciones políticas y gubernamentales, y si un espacio para la evaluación critica de quienes vayan a exponer sus casos, o asistan a sus eventos. De no ser así, seguirán con sus posturas autocomplacientes que no reditúan nada en el avance de las políticas urbanas.

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