Neon

Luz Neón 165

Manuel Basaldúa Hernández

 

La sociedad contemporánea es desinhibida, audaz, y se siente con mucha libertad en el tema sexual. Pero en el fondo hay cierto tufo conservador y doble moral. Querétaro, en ese contexto, a pesar de que tiene ya una nueva cepa de pobladores inmigrantes con una mentalidad cosmopolita, de mente abierta y liberal, sigue manteniendo un perfil de una entidad conservadora.

En las décadas de 1970 y 1980, quienes éramos imberbes adolescentes teníamos que ir discretamente y bajo muchos pretextos a las peluquerías, por ejemplo, a la peluquería de Don Luis ahí en la calle de Allende en el centro, para poder hojear las atrevidas revistas de Playboy, que eran las que exhibían mujeres en fotografías explicitas. Íbamos al cine Plaza a escondidas a ver películas eróticas. Para las mujeres era un suplicio ir a comprar “toallas femeninas” porque había que hacerlo con mucha discreción, y las entregaban envueltas en papel periódico para evitar las miradas de los otros clientes. Acudir a La Yegüita, a El Farol era para políticos, lideres estudiantiles, y otros personajes más atrevidos, lo que no hacia fácil el ingreso.

En esta segunda década del Siglo XXI, la ciudad de Querétaro está llena de “sex shops”, en las tiendas de ropa del Centro Histórico se muestran sin pudor alguno lencería para los gustos más atrevidos; bodys de malla, baby dolls sugerentes, minítangas con aberturas, brasieres de tela transparente, y otras prendas que se muestran en los maniquíes ante la mirada de transeúntes que ni se inmutan. Y en cuestión de oferta del sexo, ni se diga, el abanico de oferta es amplio.

Desde la oferta para las clases populares, con las democráticas “cariñosas” de la Alameda Hidalgo, pasando por el esparcimiento del table dance al norte de la ciudad, hasta restaurantes de alta gamma que ofrecen servicio de buenas carnes y excelente servicio para consentir a los clientes pudientes, a unos metros de un Colegio católico por el rumbo de Los Arcos. No debemos dejar pasar por alto los lugares de cafetería o similares para discretos encuentros furtivos, o de ligue casual entre miembros de clases medias y medias altas.

El paisaje sexual y erótico se complementa con los numerosos moteles, tradicionales y temáticos que se encuentran distribuidos a lo largo y ancho de la ciudad, permitiendo esos encuentros lúbricos y frugales entre sus discretos clientes y respetados caballeros y damas de la sociedad queretana.

Las redes sociales han hecho que las exhibiciones físicas pasen al lado de la discreción y todo al alcance de la mano. El algoritmo es un fenómeno difícil de controlar y de acotar bajo los reglamentos locales cuando es una cosa global y etérea. Así que en ese universo digital hay lugares para encuentros swingers, damas de compañía, scorts, prostitución ambulante, giras por la República de damas o caballeros para encuentros sexuales, entre otros servicios pululan sin que nadie perciba ese mercado de la carne en las inmediaciones de nuestra ciudad.

La libido se respira en el ambiente urbano y es un agente activo en la metrópoli, que, solamente en casos de escándalos salen a flote o de golpeteos políticos para señalar con supuesta sorpresa que la prostitución existe en Querétaro. Ante tal escenario, no hay porque asombrarse, no hay nada nuevo bajo el sol con la profesión y actividad más antigua del mundo.

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