Neon

Luz Neón

De frases famosas y simulaciones toxicas.

Manuel Basaldúa Hernández

 

Las frases icónicas de los gobernantes no son únicamente expresiones de su estupidez o de su cinismo, de su falsedad o de su hipocresía, son el reflejo de las sociedades a las que representan. Si muchos se rieron con la frase del presidente Peña Nieto; “estamos a un minuto, a menos, a cinco”, o del edil de Nayarit; “bueno, si robé, pero poquito”, la frase el actual presidente del país, López Obrador; “no me vengan con que la ley es la ley”, ha sido el parteaguas que demuestra el nivel de destrucción de las instituciones y de la inmovilidad de las masas populares, así como complicidad de muchos ciudadanos que no tienen recato en dejar la moralidad y la civilidad que rige la vida pública.

Sorprende que las multitudes no le reclamen o exijan cumplir de manera correcta con la conducción del cargo a los susodichos gobernantes y representantes de la ley.  ¿Por qué sorprende? Porque la ciudadanía se hace cómplice de tales desviaciones de esas leyes que rigen la vida pública. Hemos vivido con una espiral de complicidades y simulaciones, las cuales merman cualquier indicio de restablecer el orden.

Citaré un par de ejemplos a nivel local, dado que a nivel federal el panorama es extremadamente funesto que raya en la desvergüenza. Estos ejemplos locales son para dar idea de lo que tenemos mal en esta tradición mexicana.

Se difundió por parte del gobierno estatal con bombo y platillo la, dizque  “buena noticia” para este año nuevo 2024. Se condonarán totalmente las fotomultas que fueron aplicadas en el transcurso del año 2023. Así que todos aquellos que no obedecieron el reglamento de tránsito y circularon violándolo en la vialidad del anillo vial Junípero Serra no deberán pagar nada. Es decir, ganó la impunidad.

Uno se pregunta, ¿entonces para que se realizó un oneroso gasto en la tecnología y parafernalia de las fotomultas? Y desde luego que se gastó en la publicidad de la advertencia de las fotomultas, de conminar a los conductores de alta velocidad, para que al final, se gaste nuevamente en publicidad de que no habrá sanción ni pago alguno. Moraleja; la autoridad no aplica la ley y no se asume como tal.

Se puede transitar como al conductor le plazca. Desde luego, estas acciones del gobierno tienen un antecedente; como en muchos otros, todos aquellos ciudadanos morosos del pago de sus impuestos del predial tendrán al final una condonación de las multas.

Así que, para que apurarse si entre más moroso y que no contribuyas al bien común, mas recompensas.

La simulación tiene su costo y sus caras consecuencias. Si los gobernantes aplican formas populistas y electoreras, los ciudadanos reciben atenciones nulas y servicios públicos deficientes, sin que haya un castigo severo y adecuado para aquellos malos servidores públicos. Tales servidores públicos, seguirán gozando de la misma impunidad que aquellos ciudadanos que fueron exonerados de sus castigos como contribuyentes o infractores de la ley o reglamentos urbanos.

Les comparto una larga cita que hace Guthrie de Ritter sobre la filosofía de Platón: “Quien en sus relaciones con los hombres y con los dioses observa las costumbres existentes, es alabado, respetado y considerado bueno; mientras que el que las infringe es despreciado, castigado y considerado malo.

En estas condiciones, la obediencia a las leyes le produce beneficios al individuo, mientras que la transgresión le produce daños. El individuo que obedece las costumbres y a las leyes es feliz y se siente satisfecho.”

Dicho sea de paso, vemos en las redes sociales mucha infelicidad de los ciudadanos queretanos quejándose de otros ciudadanos y de sus gobernantes, tal parece, reflejo de las transgresiones que se cometen a diario. Igual que se oyen comentarios en los corrillos y banquetas. Así que si les incomoda la dichosa frase de “no me vengan con que la ley es la ley”, no se burlen de quien la expresa socarronamente desde el pulpito presidencial, sino más bien, reflexionen sobre su forma de actuar en el espacio y el orden público.

Si los gobernantes exoneran a quienes violan reglamentos o la ley hablan muy mal de ellos, porque lo que hagan mal, también quedará impune.

 

 

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