EL LLANO EN LLAMAS
Sergio Romero Serrano 210923
Las deficiencias en la enseñanza de la historia patria han causado desde décadas serios estragos alarmantes en la formación de nuestros jóvenes. Y esto se complica más cuando lo proyectamos a la historia local, que solo es un reflejo de lo que pasa en cada uno de los estados de la república.
El método de narrarle y hacerles memorizar a los estudiantes fechas y personajes sin una aparente conexión, en las que ellos como individuos o como comunidad no hay una conexión, fomenta la apatía y el desinterés.
Desconectar al individuo de su procedencia familiar, comunitaria, urbana y nacional, evita que sepa bien de dónde viene y a dónde va. Así, no es raro que lleguen éstos jóvenes a estudiar la licenciatura con vastísimas lagunas de desinformación que les complica –y en serio- el abordaje de sus estudios, principalmente en las área de las ciencias sociales. Considerar que José María Morelos y Pavón –por ejemplo- es un personaje de la Revolución Mexicana, describe de alguna manera el nivel de desconocimiento.
Fidel Castro, comandante de la revolución cubana –hace algunos años- hizo una afirmación que molestó mucho en México. Aseguró que “los mexicanos conocen más a Mickey Mouse que a los héroes nacionales”, lo cual es absolutamente cierto, aunque nos duela, y contrasta con el conocimiento que tienen los cubanos sobre su propia historia. Quien ha visitado Cuba, lo sabe. De tal manera que en Querétaro, no es la excepción.
Los estudiantes de educación básica desconocen a la mayoría de nuestros personajes históricos que contribuyeron a la formación de este país y de este estado, a pesar de las referencias que contienen los libros de texto gratuitos –esos que fueron tachados de comunistas por la barbarie derechista- pero sin concretizar el vínculo con la actualidad.
Uno de estos personajes emblemáticos que tuvo un aporte definitivo en la vida cultural del estado fue José Germán Patiño Díaz. Hombre nacido a en el último tercio del siglo antepasado (1879) y muerto en el siglo pasado (1963), quien supo entender muy bien el papel que le había tocado jugar en el contexto de los acontecimientos más dramáticos que vivió el país y particularmente su estado, Querétaro: La Revolución Mexicana.
Hay que mencionar que el asesinato de Francisco I. Madero y la llegada del dictador Huerta, impactó particularmente en el estado, por ser el paso obligado hacia el norte y el occidente del país. El trajinar de los ejércitos de las diferentes fracciones polarizó la población, aunque siempre ponderó su tradición religiosa como eje central de sus simpatías.
Mientras los carrancistas cerraban y saqueaban el arte y los bienes de las iglesias, los villistas abrían los templos y rescataban del pillaje –en la medida de lo posible- sus bienes, según algunos datos que proporciona Valentín Frías en su obra sobre Querétaro. La actitud irreverente en los tempos, que eran utilizados como cuarteles, el saqueo de su arte sacro y la quema de los confesionarios que muchos eran tallas en madera de primera calidad, generaban un descontento importante en la población y en las autoridades locales.
Germán Patiño, amplio conocedor de las piezas de arte que se contenían en los tempos queretanos, supo hacer las gestiones pertinentes ante los diferentes gobiernos provisionales de las diferentes fracciones en contienda, para resguardar, rescatar y preservar estas manifestaciones, del pillaje y la destrucción.
Así, durante los años más álgidos de la contienda y ante la llegada de los diferentes ejércitos que tomaron la ciudad capital, resguardaba los objetos de valor artístico hasta que había condiciones para que regresaran a sus lugares de origen y en los momentos de estabilidad política, realizó los primeros inventarios y catálogos que daban cuenta de nuestra riqueza cultural. Con ello facilitó en mucho las gestiones del gobierno federal para proteger posteriormente estas obras que muchas provenían desde la época colonial.
Por ejemplo, en 1925, documentó por primera vez los bienes muebles e inmuebles de valor artístico con se contaban los templos de Querétaro y tomó las primeras fotografías de los monumentos importantes que existían en la ciudad. La información proporcionada por don Germán Patiño fue retomada posteriormente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, para documentar la riqueza nacional en estos rubros.
Aunque años antes había fundado la escuela de Bellas Artes, realizó gestiones durante años para crear el Museo de Querétaro, en 1936, hoy Museo Regional de Querétaro, que conserva piezas que fueron resguardas y protegidas por él, como la mesa donde fueron firmados los Tratados de Guadalupe Hidalgo, que dieron fin a la guerra contra los Estados Unidos en 1848 y donde perdimos la mitad del territorio nacional.
Todo un personaje que –en los últimos años- ha sido reivindicado por las políticas del estado sin que haya permeado del todo en la memoria colectiva de los queretanos y cuyos restos se encuentran descansando en la Rotonda de los Queretanos Ilustres.
Don German Patiño debe ser recordado por las nuevas generaciones y debe tener un espacio en los libros de texto de la historia queretana, por ser un ejemplo de compromiso, lealtad y amor al arte en general, y a nuestro estado en particular.
Deja una respuesta