Luz Neón
Manuel Basaldúa Hernández
Es repetida la noticia, (sigue siendo noticia o una frase llena de indiferencia? ) que nos encontramos en una situación de stress hídrico. Esta situación le ha “caído como anillo al dedo” a ciertas Autoridades de Gobierno Municipal, entre ellas la del Municipio de Querétaro para justificar no regar los parques y jardines de la Capital.
Exceptuando la Alameda Hidalgo, que se ubica en el Centro Histórico, las demás áreas se encuentran con el trato de cuidado mínimo. Es paradójico que en la ciudad existan muchas fugas de agua -potable y del drenaje- y las plantas y árboles con una sed aguda.
Las jacarandas lucen famélicas, su floración en marzo fue forzada, no obstante, hubo algunas que fueron generosas para obsequiarnos una explosión de sus flores azul violáceo tanto en su copa como en su alfombra. Otras más de su especie no lograron siquiera un par de flores, y sus brazos lucían rígidos y color mortecino.
Las pipas con agua que regaban y refrescaban esos jardines y plazas, brillaron por su ausencia. No hubo suficiente presupuesto, no hubo voluntad y no hubo agua para abastecer la sed de esta flora urbana.
La moda de construir los parques con diseño de autor le hizo mucho daño al entorno de las ciudades. Querétaro no pudo escapar a esa oleada. Los responsables y creadores no tuvieron el cuidado de explorar, ni en campo ni teóricamente sobre la flora local. El medioambiente fue sacrificado ante la estética y a los modelos de maqueta, que privilegiaron plantas y árboles exóticos que se convirtieron en plagas, en basura a mediano y largo plazo o bultos que desplazó a la vegetación endémica, rompiendo cadenas ecológicas.
Los parques y jardines con diseño de autor no solo fueron costosos en erigirlos, diseñarlos y construirlos, incluso en inaugurarlos, sino en su mantenimiento. Representan un desgaste económico, sino incluso en lo político. Porque tanto la existencia y su descuidado trato da lugar a luchas políticas o ideológicas, que no contribuyen a una victoria de los agentes en pugna, sino en ahondar posturas de grupos ideológicos del tema ambiental.
A más deforestación de áreas vegetales, por tala o abandono en su riego y control de plagas, se incrementa el calentamiento de la zona, en consecuencia, más calor, y menos lluvias. Formándose así un círculo vicioso del cual parece que nadie es responsable.
Dejar secar a los árboles de esa manera tan inhumana, se está exponiendo la ciudad a un negativo impacto ambiental, con severos daños en el medioambiente y ecológico. Estos manchones de aparente abandono es el que genera a su vez más stress hídrico. Y hay que evitar llegar al colapso. Antes de cualquier fecha el colapso urbano puede llegar.
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