Manuel Basaldúa Hernández
El sistema de abastecimiento de agua Acueducto II sufrió una rotura en la penúltima semana de diciembre, dejando sin el vital líquido a una gran parte de la zona metropolitana de Querétaro, y esto evidenció varios aspectos que deben tomarse en cuenta muy seriamente.
La infraestructura de servicios públicos en el Estado ha mostrado lados débiles que no han sido estudiados (al menos así lo parece) ni tomados a consideración para su funcionamiento adecuado y eficaz. Sobre todo para responder de manera oportuna y certera a la vida cotidiana de la población.
Da la impresión que en Querétaro cada agencia que brinda servicios al público lo hace de manera aislada y sin regulación o simplemente obedecer un plan de ordenamiento urbano. Así lo deja ver la red de energía eléctrica que instala sus postes de concreto o hierro en banquetas y espacios dedicados al peatón. Tales puntales de concreto se convierten rápidamente en marañas de cables útiles e inútiles que las compañías de cable contaminan visual y materialmente el espacio aéreo urbano. Los postes sirven además para sostener anuncios, luminarias, entre otros colguijes. La red y sus transformadores tiene tramos viejos y con poca eficacia de servicio dado que se saturan de cables de servicio dado que crece la demanda a medida que se densifican las zonas en donde están instalados. Si esto no es suficiente, están los postes del servicio de telefonía fija que, aunque ya es menor su existencia no deja de tener miles de estos puntos de sostenimiento de su cablerío.
También es común observar (y padecer) las fugas de aguas negras de las alcantarillas, que se convierten en fuentes arbotantes durante tiempo prolongado antes de que sea atendida alguna denuncia al respecto. En muchas colonias el sistema de drenaje es insuficiente dada el crecimiento demográfico de las colonias que fácilmente saturan el servicio de drenaje. Lo mismo pasa con la red de agua potable que debido a su antigüedad y deterioro tiene tantas fugas donde se desperdician miles de litros.
Si bien la Avenida 5 de Febrero está siendo remodelada en uno de sus tramos nodales, quedan pendientes el resto de tramos de renovación para asegurar la movilidad. Pero en cada remodelación no hay funcionales vías alternas de movilidad. En suma, cualquier alteración de los servicios de cualquier ramo, la ciudad parece colapsar y se conflictúa de manera drástica y evidente.
Así seguirá nuestra infraestructura de servicios queretana, a menos que se abandone esa visión de corto plazo y fragmentada, con muchos planes de ordenamiento en el papel, pero poca concreción en los hechos. La fuga de agua ha dejado al descubierto la pobreza de planeación y la fragilidad de la infraestructura.
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