Réquiem para Paco Francisco Muñoz

Por: Benjamin Ortega Guerra

Hoy, en los primeros minutos de esta madrugada, la vileza, el odio, el resentimiento y la violencia más abyecta, que inundan cada vez las conciencias de muchos mexicanos, y no me extralimito, pues, muchos de ustedes también lo han padecido.

Ese deslave de violencia me alcanzó, “indirectamente”, arrebatándome a un gran ser creativo, ser humano y excelente amigo. Decidimos ser amigos desde siempre porque nos identificábamos en las mismas incoherencias, en el sarcasmo, la crítica despiadada, en el arte, la música que tanto compartíamos, sin ser músico y sí, la poesía.

Coincidí contigo para ser tu amigo por ser una persona concreta, translúcida, resuelta, responsable y disciplinada. Esa transparencia fue la que me atrajo para ser tu amigo, para estar en deuda con él. Su anarquismo personal llevado a la creatividad hizo que se reforzara la amistad y la creatividad. Fuiste inspiración para muchos. Combativo como siempre, como debe ser un amigo, que fortalezca, que inspire, que incendie.

Compartimos varias actividades artísticas desde entonces: performances, intervenciones, lecturas de poesías, registré fotográficamente conciertos y ensayos. Yo era feliz con los eventos que realizabas porque aprendía y porque me sacabas de mi cotidianeidad. Compartíamos el gusto por la impugnación filosófica, y por eso, este año, decidiste estudiar una Maestría en Filosofía. ¡Cómo no recordar ese audio que me enviste de felicidad agradeciéndome! Así quiero recordarte, feliz, alegre porque quiero borrar de mi mente la imagen de tu deceso.

Desde entonces, mi querido, Paco, ardiste como un auténtico amigo y jamás dejarás de serlo porque es mejor ser recordado por incendiario que por ser uno de tantos leños carbonizados. Al mundo se viene a arder, no lo olvides…

Esta fue una de las ideas que te compartí hace un par de días mientras cenábamos y que te gustó mucho y considero que te define, sí, te define, en presente. Me despido con una idea de nuestra poeta favorita, Chantal Maillar:

“Entregar la vida, entonces, puede ser el gozo más alto”

Siempre te extrañaré
Diciembre 24, 2022. Año de encuentros y desencuentros.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.