Neon

Manuel Basaldúa Hernández

 

Los casos insólitos derivados de fenómenos naturales en Querétaro han sido pocos, pero significativos. En 1978 cayó una espectacular nevada en las inmediaciones de la ciudad, de tal forma que muchos queretanos fueron a conocer la nieve a la “cuesta china” y en otros lugares altos de la ciudad. Unos años después, una onda fría afectó a Estados Unidos en su parte de La Florida, lo que ocasionó que muchas de las aves tropicales o costeras se desplazaran a la parte sur de sus localidades. Entonces ocurrió que llegaron numerosas parvadas de pelicanos, llenando de blanco en forma inusitada los bordos y presas de Querétaro. El último y más reciente caso insólito ha sido el temblor que se sintió la capital queretana en este septiembre 2022, y también quedará registrado para la historia.

 

Los sismos en la entidad han sido pocos e imperceptibles. Pero este lunes 19 de septiembre si se sintió la sacudida de la placa tectónica que sostiene nuestra ciudad, ocasionada por ese terremoto que tuvo su origen en Colima. Querétaro fue uno de los pocos Estados que participó en el simulacro de terremoto que se realiza como consecuencia de aquellos que afectaron la CDMX en 1985. Lo que valió para que fuera noticia nacional, porque no todos los Estados lo llevaron a cabo.

 

Sin duda, en nuestro Estado un gran acierto por parte de Protección Civil del Estado, del Municipio y de las autoridades escolares, universitarias, comerciales y empresariales que se sumaron a este ejercicio de prevención con el simulacro. Pues bien, las enseñanzas de tal simulacro fueron puestas en práctica de forma inmediata a los 60 minutos de llevarse a cabo, en donde participaron de forma positiva todos. El temblor afecto tierras queretanas.

 

Debido a estos hechos ocurridos, hay que hacer algunas acotaciones al respecto.

En Querétaro no tiembla, hasta que tiembla. Los hechos aislados suceden hasta que los eventos tienen consecuencias. Es decir, como sucedió en San Juan el año pasado, tampoco se inunda hasta que se inunda, y así sucesivamente.

 

En lo que respecta a los sismos en nuestro país y en nuestro Estado y capital del Estado ya es necesario reflexionar y plantearse varias preguntas, dado que existen mucho expertos y profesionales que pueden intervenir en diferentes niveles: ¿Qué se ha modificado en los planes de gobierno, en las obras de infraestructura, y en la política de prevención de desastres, como el caso de un sismo en Querétaro? ¿Para los permisos de los nuevos fraccionamientos hay algún requerimiento que se aplique en ese sentido de un sismo? Observemos que debido a la modernización de la capital ya se están construyendo edificios de gran altura, ¿su construcción contempla escenarios de sismos? Igual pasa con los nuevos puentes de la Avenida 5 de febrero, ¿se modificarán sus planos y se ajustará su diseño para asegurarnos que no serán afectados en caso de que nuevamente tiemble en Querétaro? Recordemos que ya se cayó un puente en días recientes y eso sin haber un temblor.

 

¿La población civil que tan serio ha tomado el caso? ¿ha tomado medidas en la construcción de sus casas? ¿Conocen las familias los protocolos para reaccionar en dado caso de otro sismo? ¿Las autoridades pondrán atención en programas de prevención en los domicilios para proteger a las familias?

 

Es decir, es necesario que abramos la imaginación y llevemos a la práctica una serie de medidas para hacer frente a flagelos naturales. Es necesario poner en marcha actividades de prevención, para no dejarle todo el peso a las autoridades, que si bien son las primeras que deben reaccionar, la población debe poner de su parte, guiada por las autoridades.

 

En resumen, estamos lejos de tener una “cultura” de prevención de sismos y desastres naturales. El sismo ocurrido recientemente es el primer aviso. Sería muy lamentable que lo tomáramos como una anécdota y algo que olvidemos pronto. También sería una enorme equivocación la falta de acción y respuesta tuviera consecuencias negativas en una eventualidad. Se debe priorizar la seguridad y la vida de la población. Una prueba de tolerancia, resiliencia colectiva y reorganización del manejo de la movilidad ante una alteración de las vías de comunicación ocasionadas por la modernización de la avenida 5 de febrero puede ser el parámetro. Pero debe haber continuidad y práctica de organización colectiva. Si no se hace nada y solo se deja al libre albedrio sería una lamentable decisión por parte de todos.

 

 

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