Por: Manuel Basaldúa Hernández
Gutierritos era un hombre alto, corpulento, su piel de color morenisima, con voz estruendosa. Su carácter era de un hombre bonachón, su risa a flor de piel, su pelo rizado coronaba esa personalidad que lo hacia el centro de atención. Atendía un bar del cual. No recuerdo su nombre, pero que estaba en la calle Juárez, a la altura de los portales de la Plaza de la Constitución. Lo conocía, o más bien, sabía de él porque mi papá en ocasiones iba a ese bar y yo lo acompañaba. Era la década de 1960.
La mayoría de la gente se asombraba con Gutierritos. No era común ver a alguien tan distinto. El había llegado aquí porque iba a jugar beisbol, deporte que era también muy popular, pero algo paso que, al asentarse en Querétaro, mejor se dedicó a otras actividades. Para mí, como quizá para muchos otros, era la primera persona que veía de otro país.
En este 2022 después del vendaval de la pandemia, las cosas vuelven poco a poco a la normalidad, y el Festival de las comunidades extranjeras vuelven a exponerse. Cerca de medio centenar de países estarán mostrando su cultura, su gastronomía y sus productos locales. El fenómeno de la migración en todo el mundo ha dado paso a un rico mosaico de culturas, México y Querétaro en particular no es la excepción. Ahora ya no causa admiración encontrarnos en la calle con alguien distinto a nosotros, más bien, interiormente pensamos que el mundo es nuestra casa.
Ya vemos con cierta familiaridad convivir con esta pluralidad de culturas. La gentileza que han tenido las comunidades extranjeras para compartir algo de ellas en estas tierras nos permite tener una visión más cosmopolita. Pero también nos advierte que nuestra entidad ya no es una isla. ¿Qué tanto hemos asimilado de ellas? ¿Qué valores y hábitos positivos hemos retomado de ellas? ¿Qué tanto las conocemos? ¿Qué importancia tiene que podamos conocer esta variedad de culturas? ¿Sólo nos quedamos al nivel del consumo de sus productos y la admiración de sus costumbres?
De acuerdo a la ONU existen 194 países, esto quiere decir que en Querétaro se encuentran aproximadamente asentadas el 24% de todos los países del mundo. Y no solo eso, sino que hay casi representación de los cinco continentes. La mundialización, o como lo citaba Wallerstein “el sistema mundo”, así como la globalización es una muestra palpable en las tierras queretanas.
La Secretaría de Turismo y la Secretaría de Cultura, en coordinación con la USEBEQ y la Secretaria de Educación deberían de pensar en hacer algo más en relación a conocer hábitos, pensamientos, filosofía y formas de producción, así como costumbres ciudadanas y que se sintiera el impacto de esa riqueza mundial en Querétaro. Esto beneficiaria a toda la población de nuestro Estado y se obtendría un importante plus, que otros lugares de nuestro país no cuentan, o bien, no lo han aprovechado integralmente. Enseñar en las escuelas modelos educativos, contrastar formas de evaluar, divulgar modelos de capacitación, cursos de alta dirección empresarial, conocimientos sobre medio ambiente, patrones ciudadanos, entre otros aspectos, pueden ser muy útiles para que la población en Querétaro tenga ventajas de conocimiento y capacidades frente a otras regiones.
De aquellos años en el siglo pasado donde lo extranjero era extraño, a estos días donde lo extranjero ahora es solo un adjetivo de incorporación de una sociedad global es una realidad. Estamos frente a un escenario queretano distinta y hay que aquilatarlo, pero su importancia solo se descubre revisando su historia.
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