Luz Neón
Manuel Basaldúa Hernández
Cuidar el agua no solo es cuidar el agua. Se requiere de una serie de medidas de acompañamiento, necesarias para que el propósito de ahorro del agua y su cuidado pueda tener el impacto y efecto suficiente. Los habitantes de las ciudades deben de cambiar de hábitos y mecanismos para el aprovechamiento del agua. Para esto, se requerirá el auxilio de profesionales del estudio del comportamiento humano y hasta de la salud mental para poder comprender y dimensionar estas nuevas medidas.
Veamos a que me refiero; hay que estudiar patrones de comportamiento en las unidades domésticas urbanas, suburbanas y rurales. Es decir, que tipo de comportamientos y gasto de agua se tiene hasta el momento, y como se puede contabilizar para poder hacer una descripción, un balance y un diagnóstico del uso del agua. Lo mismo debe hacerse con el sector agrícola y el industrial.
Pero vayamos por partes, nos interesa en este momento el urbano.
Primero hay que tener conocimiento del gasto del agua en litros en la actualidad por unidad doméstica, es decir, por familia que vive en una casa. De ahí obtener los datos por persona, y por las actividades que se realizan.
De esas actividades cuales pueden prescindirse o limitarse en el gasto del agua. Y la lista de actividades pueden enlistarse por las básicas, las prioritarias y las imprescindibles; regar las plantas, el jardín, lavar el auto, lavar el patio cuando se tienen mascotas, lavar la ropa, lavar los trastos de cocina, en primera instancia. Luego el uso del agua para las necesidades fisiológicas, bañarse, lavar los trastes, cocinar.
En la agricultura, ya debería de estarse estudiando cómo se sustituye el sistema de riego a libre demanda de los cultivos en las áreas de siembra con riego. Que tipo de cosechas, que tipo de tecnología se puede aplicar para obtener cosechas productivas y rentables. En la industria como se puede producir con el menor uso del agua.
Y en el paisaje urbano se requería de un plan estratégico para cambiar el entorno vegetal. Hay una propuesta que parece titánica pero que es necesario que vayamos tomando cartas en el asunto. Hay que empezar a cambiar los arboles en la zona urbana y su periferia.
Es urgente que rescatemos a la flora endémica y la aprovechemos. Los arboles importados y que no son de nuestro hábitat hay que empezar a sustituirlos. Los arboles importados consumen mucha agua y abaten parte del manto freático local. Además, sus raíces dañan la infraestructura de distribución del agua y causan fugas. Su follaje en ocasiones es invasivo y hay que hacer una poda agresiva que debilita la sombra y su propia existencia.
En cambio, los mezquites, y otros arboles locales consumen el mínimo de agua y son resistentes a plagas y otras enfermedades vegetales. Tienen además un periodo de vida mas largo y esto evita tener cadáveres vegetales que muchas veces son un riesgo para los habitantes. Si ustedes observan, muchos de los jardines se encuentran llenos de cadáveres de arboles que no resistieron la sequia a la que ha sido sometidos.
Con la flora endémica tendríamos a más ejemplares con más resistencia. Es cuestión de que vayamos tomando conciencia de nuestro paisaje y el nuevo entorno que debemos sustituir en la ciudad. Así, nos rendirá mas el agua.
¿Creen que esta nueva medida de cambiar los arboles seria posible?
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